Leo con escepticismo en la web de Redacción Médica que el Ministerio de Trabajo está preparando incentivos para que los médicos españoles que ejercemos en el extranjero volvamos.
Me alegra que haya un planteamiento para recuperar todo lo que se invirtió en formarnos, pero espero que sean conscientes de que no bastará con ofrecer cualquier cosa. Este es un decálogo de medidas que podrían surtir efecto:
1. Contratos estables. La dignidad profesional de alguien que ha estudiado más de 10 años para llegar a ser médico comienza por tener un contrato estable. Los contratos trimestrales o semestrales que se renuevan (o no) durante años son una de las causas del éxodo (¡es muy fácil encontrar un contrato más duradero en el extranjero!). Necesitamos saber que tenemos futuro en nuestro centro de trabajo y que podemos ofrecer una atención continuada a nuestros pacientes.
2. Incentivación para el desarrollo profesional: es importante sentir que puedes seguir creciendo como profesional, que tus sugerencias y proyectos son escuchados, así como tener facilidades para mantener la formación continuada y estar al día de los avances en tu especialidad.
3. Tiempo para tareas administrativas y estudio. No puede ser que el 100% de la actividad laboral sea asistencial. Es necesario contar con tiempo para tareas de administración, para realizar informes, para reuniones con otros profesionales y para estudiar aquellos casos difíciles que necesitan atención extra.
4. Salarios acordes a la formación y a la responsabilidad de nuestro trabajo.
5. Tiempo para docencia: en los hospitales universitarios se debería tener en cuenta que la enseñanza también lleva tiempo si queremos garantizar a los estudiantes la docencia que se merecen.
6. Valoración de la experiencia y subespecialización: en la medicina actual, muchos profesionales optan por la subespecialización o tienen experiencia laboral amplia en un campo determinado. Esta experiencia y conocimientos deben de valorarse a la hora de asignar un lugar de trabajo: no somos peones que puedan colocarse en cualquier casilla del tablero según convenga. No valorar los conocimientos individuales es, además, muy poco eficiente y se pierde la oportunidad de ofrecer una atención dentro del marco de la excelencia.
7. Posibilidad de realizar investigación: debe favorecerse que quien tenga vocación investigadora pueda ejercerla. Son muchos los médicos en España que ven esta vocación relegada a su tiempo libre, ya que la asistencia ocupa la totalidad de la jornada laboral.
8. Descanso necesario: básico. Parece mentira que tengamos que seguir demandándolo. Si bomberos y demás profesionales que trabajan largas jornadas disponen de tiempo de descanso, ¿por qué a los médicos se les exigen guardias de 24 y hasta 32 horas?
9. Conciliación familiar: uno de los grandes temas pendientes de nuestro país: la conciliación de la vida profesional y familiar. Cierta flexibilidad de horarios, guarderías en los hospitales o posibilidad de optar a una reducción de jornada son propuestas que ayudan a conseguirlo.
10. Y por último, y más importante: todas estas medidas deben aplicarse a nuestros compañeros de profesión que ya ejercen en España. Quiero llamar a mis amigos de la universidad y que me den envidia. Quiero envidiar sus contratos, sus condiciones de trabajo y su satisfacción profesional. Quiero que me transmitan que España es el lugar ideal, no solo para tomar el sol e ir de cañas, sino también para ejercer la medicina.
A algunos estos 10 puntos podrían parecerles una quimera, pero no lo son. Muchos profesionales ya disfrutamos de estas condiciones, aunque no ha sido fácil: nos ha costado emigrar, aprender otros idiomas y separarnos de nuestras familias y amigos.
Dra. Alicia Alonso. Centro de referencia de enfermedades neuromusculares. Departamento de Neurología. Hospital Universitario de Amberes. Amberes. Bélgica.