La descentralización de cualquier servicio debe acarrear más proximidad al ciudadano, más calidad en las prestaciones y mayor eficiencia. ¿Será ésta la realidad en nuestra comunidad con las transferencias sanitarias?. Dos problemas aparecen como prioritarios: la financiación y la propia organización sanitaria.
El primero viene condicionado por el Acuerdo de Financiación Autonómico de este año, en el que aparece como positivo el tener presente el envejecimiento de la población a la hora del reparto económico. Pero hay puntos negros que pueden condicionar la viabilidad del sistema: se perpetúa la insuficiencia financiera (ahora el PSOE se ha dado cuenta de ello y también el Gobierno, por eso el famoso impuesto de las gasolinas) y se pueden incrementar las desigualdades ya existentes entre CCAA al plantearse la financiación por criterios políticos y no en función de las necesidades de salud de la población, y al vincularla con capacidad de recaudación autonómica, cediendo determinados impuestos (recaudarán más las comunidades más ricas). Si añadimos la obligatoriedad de cumplir la ley de «deficit cero» y la más que probable reducción de los fondos europeos en 2006, puede entenderse nuestra preocupación.
Apenas sabemos nada del nuevo sistema organizativo, ni de la política de personal (tenemos pendiente un Estatuto Marco desde la Ley General de Sanidad), por lo que hay grandes expectativas, pero también grandes temores entre los sanitarios. Desde la ADSP seguimos empeñados en este debate. Las II Jornadas de Transferencias serán el miércoles 12, a las 19,30 horas, en el salón de actos de Caja Duero.
Aurelio Fuertes 8 diciembre 2001