Estas notas son un homenaje a todos los que son o han sido socios de nuestra ADSP, estén o no sus nombres en las siguientes líneas.
Nadie de entre nosotros podría entonces haberlo intuido, pero aquel año de 1981 en que se fundó la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), estaba naciendo la que sería la medicina del presente siglo. Dos hechos, entre sí bien diferentes, habían marcado el punto de salida: el 5 de junio, Morbidity and Mortality Weekly Report del Center for Disease Control y Prevention de Los Ángeles, publicaba la referencia de cinco jóvenes muertos por neumocistosis pulmonar, era el comienzo del sida; casi al mismo tiempo, también en EEUU, IBM comercializaba el primer PC (personal computer), con una potencia de 4,7 megaherzios, una memoria RAM de 16 KB y un coste de 2.295 dólares. El primer hecho iba a representar el final de una ilusión, la que profetizaba que la humanidad había acabado con la plaga de las enfermedades infecciosas, pero además abría unas nuevas perspectivas no solo en las relaciones sociales y sexuales, sino en la relación médico-enfermo, la confidencialidad en dicha relación, la importancia de los cuidados cuando no existen otros remedios o el compromiso con el tercer mundo. El segundo acontecimiento supondría el inicio de la revolución tecnológica y de la era de la información, que acarrearía el advenimiento de un nuevo paradigma en medicina, la medicina basada en la evidencia, y la aparición de un nuevo paciente supuestamente informado, que vendría a amortiguar la denominada asimetría de la información, que sigue presidiendo la relación médico-enfermo.
Pero conviene que nos situemos, aquí entre nosotros el personal estaba sobre todo asustado después de que aquél 23 de febrero un guardia civil se subiera a la tribuna de las Cortes para gritar a nuestros parlamentarios aquello de “¡Se sienten, coño!” y estaba también asustado con una extraña enfermedad que afectaba a los sectores menos privilegiados del centro del país, cuya causalidad el Ministro de Sanidad (un tal Sancho Rof) había atribuido a un “bichito que si se cae de la mesa, se escacharra” y que más tarde supimos que se debía, como tantas veces, a la corrupción de unos cuantos que para enriquecerse habían puesto a la venta un aceite envenenado. Bien es verdad que poco tiempo después el PSOE ganaba las elecciones generales y por unos pocos meses pensamos que todo era posible en este país.
Estos eran los grandes temas y en este contexto nació la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Salamanca, federada en la ya establecida FADSP. En el acto fundacional participaron más de 200 médicos de la provincia. Manolo, Rafa y Felipe, Paco Pascual, Ángel Sesma o Fonsi, estaban entre los más activos. El momento era clave, el sistema sanitario español heredado del franquismo, era un auténtico caos y se imponía una solución. Se apuntaban dos opciones, una de corte más liberal apoyada por sectores cercanos al Consejo General de Colegios Médicos y otra que propugnaba un modelo tipo servicio nacional de salud (SNS), basado en el modelo del Nacional Health Service inglés, que apoyaba la FADSP. La cosa no estuvo fácil, basta pensar que se necesitaron unos años, hasta 1986, para que se promulgara la Ley General de Sanidad (LGS), siendo ministro el recordado Ernest Lluch. La LGS se pronunciaba claramente por el modelo de SNS y propugnaba un sistema sanitario basado en la promoción de la salud y cuya clave estaba en la atención primaria. A muchos entonces nos pareció insuficiente.
El PSOE en el poder tenía necesidad de cuadros en Sanidad y echaron mano de la nueva y pujante FADSP, también de nuestra Asociación. Pronto surgieron las primeras tensiones, las bases esperaban más de los que teóricamente detentaban el poder, comenzó la época del desencanto y la primera sangría en nuestra organización.
Desde el comienzo, la ADSP estuvo presente en todas las movidas sanitarias que acontecieron en Salamanca, sin olvidar una presencia importante en la Federación, cuyo debate de fondo en aquél momento era si ésta debía ser una organización sólo de médicos, para ser más eficaces en el enfrentamiento con los Colegios, o una organización abierta al resto de sanitarios y a la sociedad. La historia no da marcha atrás y ganó la segunda opción. Poco después, establecimos una colaboración semanal con El Adelanto, “La salud como tema”, que permaneció durante los años 1984-85.
La ausencia de un local propio nos obligaba a estar permanentemente de prestado, en el salón de actos de Sanidad para las Asambleas y en cualquier cobijo público, a veces en el viejo Hospital Provincial y otras muchas en la guardería de la Diputación, para las reuniones de la Junta Directiva. La atención primaria empezaba a ser entonces algo importante, se abrían los primeros Centros de Salud, y nuestra actividad se centró en ellos y en la formación de sus profesionales. Organizamos varios cursos sobre Salud Pública, Uso Racional del Medicamento,… y fueron aquellos años los profesionales de atención primaria los más activos en el grupo: Santi, José Manuel, Maite, José Luis, Emilio, Mila,…
Mil novecientos ochenta y siete fue un año clave en nuestra Asociación. Rendidos al entusiasmo de siempre de Marciano, nos atrevimos a organizar las VI Jornadas de Debate sobre Sanidad Pública en nuestra ciudad. Se celebraron en diciembre y trataron sobre Formación en Ciencias de la Salud. De aquellas Jornadas tengo muchas anécdotas, ahora recuerdo de forma especial la charla de Ana con Vodaratski, a la sazón Responsable de Educación en la Oficina Regional para Europa de la OMS, en el Mezcal y como no, la ciática que me obligó a guardar cama justo al día siguiente de que acabaran los eventos. Aquellas Jornadas fueron un impulso definitivo para nuestra asociación y desde entonces el núcleo fuerte de la ADSP ha estado al frente del cañón: Agustín, Pablo, Concha Moreno, Mariví, Maxi, Concha Ledesma, José Manuel, Miguel G. Hierro, Miguel Barrueco…
Vinieron tiempos peores, los llamados del “pasotismo”, y hubo que inventar algo porque la militancia ya no era la de antes. Así surgió la idea de las reuniones en La Trucha y así inventamos el modelo de resistencia salmantino para años de vacas flacas, y es bien cierto que a partir de entonces ya nunca las vacas engordaron. Allí en La Trucha nos reuníamos y alrededor de una susodicha, nunca de piscifactoría, y de un vaso de vino, debatíamos sobre lo divino y lo humano. El modelo se completó con la excursión de las setas, que organiza Fonsi en San Martín del Castañar siempre alrededor del día de los Santos, allí empezamos a ir con nuestros hijos, que entonces daban sus primeros pasos, y dentro de nada iremos con nuestros nietos, que haberlos ya los hay. Fueron años en los que la ADSP estuvo en primera fila en el desarrollo de los Centros de Salud de la provincia, en el debate sobre la unificación de hospitales y siempre en la apuesta por la calidad de la atención sanitaria y la formación de sus profesionales, como mejor defensa de lo público. Participamos en debates en Asociaciones de Vecinos, en sedes de Sindicatos, en el Colegio de Enfermería y hasta en la Universidad de la Experiencia.
En 1996 nos empeñamos en un proceso editorial y sacamos a la luz un libro que publicó la FADSP cuyo título era bien elocuente: “Los hospitales en España. La reforma pendiente”.Creo que sigue siendo un referente para quien quiera estudiar como estaba entonces la atención especializada en nuestro país y cuales eran nuestras propuestas de futuro, algunas siguen siendo válidas. Eran ya los tiempos del aznarismo y el neoliberalismo a escala mundial y convenía dejar claro como estaban las cosas y los peligros de privatización que se vislumbraban. El momento exigía por otra parte pasar de la teoría a la acción y para ello nos empeñamos en crear una Plataforma para la Defensa de la Sanidad Pública, que incluía a los sindicatos de clase y a partidos y grupos de izquierda. En aquella Plataforma dejamos muchas horas de esfuerzo, que con la perspectiva del tiempo, pienso no fueron en balde.
Como grupo de opinión que siempre nos consideramos, se nos ocurrió que sería bueno tener un foro público continuado en alguno de los medios de comunicación de nuestra ciudad y hablamos otra vez con El Adelanto. El día 17 de enero de 1998 estrenamos columna, la primera se titulaba “La sanidad española en la encrucijada” y el título lo propuso, a modo de prueba, el propio director del diario. Desde entonces todos los sábados estamos en el periódico con el título general de Saludos Mil, que se le ocurrió a José Manuel y hace referencia al gran debate de entonces, el proyecto “Salud para todos en el año 2000” de la OMS.
Salamanca. Revista de Estudios que edita la Diputación se planteó hacer un monográfico para abrir el siglo, llevaba por título Salamanca 2000. Revisión de un siglo y perspectivas de futuro. Para nosotros fue muy positivo que gracias a los buenos oficios de Pablo, nos dieran la oportunidad de escribir sobre el tema sanitario. Hicimos un trabajo interesante que titulamos: “La sanidad en Salamanca. Reseña histórica, situación actual y perspectivas de futuro” y que nos permitió profundizar también a nosotros en la temática que se trataba, sistematizando mucho de lo que ya habíamos analizado de forma no estructurada. En aquellos años hubo nuevas y activas incorporaciones: Jesús, Clara, Mª Jesús, Patricia, Maite Gimeno, Maite Muñoz,…
Por aquellos años surgió la reivindicación de un hospital en Ciudad Rodrigo y allí estuvimos nosotros, quizás contracorriente, con un análisis de la situación y unas propuestas, que incluían sobre todo una mejora de las infraestructuras y de la atención primaria y sociosanitaria en la zona. El documento que elaboramos, bajo el liderazgo de Antonio Julián, que conocía bien el terreno, se publicó en Salud 2000, y creo que ahora que se ha abierto el Centro de Especialidades en esa ciudad, sería oportuna su revisión y puesta al día.
Es imposible recordar en unas líneas tantos años de actividades, por ejemplo todas las conferencias y mesas redondas organizadas. Si conviene recordar que gracias a nuestro esfuerzo, estuvieron en Salamanca personajes como Vicente Ortún, Javier Elola, Asvall de la OMS, Pedro Marset, Hernando Avendaño, Rojo, Mª Angeles Amador, todos los que han sido algo en la Sanidad de Castilla y León y siempre la gente de la FADSP: Marciano, Remigio, Carlos Ponte, Joaquín Ruíz-Jiménez, Diego Reverte o Manolo Martín. De especial interés me parece la organización del taller sobre “Masificación en el Servicio de Urgencias Hospitalario de Salamanca” donde logramos implicar a más de 40 personas, entre profesionales sanitarios, miembros de la Administración y representantes de los ciudadanos. El trabajo que dirigió Concha Ledesma y que se publicó en Salud 2000, creo es un referente para el estudio de este problema en España.
Hemos tardado 25 años en tener una página web propia y en atrevernos a contar nuestros conocimientos a los futuros profesionales de la sanidad. Cuando en el verano de 2006 organizamos el curso universitario “Aprender a ser médico en los inicios del siglo XXI” y empezaba la charla introductoria, al hablar del primer PC y de los primeros casos de sida, no pude por menos de recordar que justo entonces habíamos iniciado nosotros esta aventura.
Aurelio Fuertes Salamanca, febrero de 2007