Cuando el Sr. Consejero de Sanidad dijo el día antes de la primera marea “veremos si hay marea y si es blanca” cometió un error de percepción.
Pensó que iban a ser “los cuatro de siempre” y se equivocó. Pensó que la cuestión era los intereses de los afectados por los 90 puestos de trabajo que se perdían en el hospital de Salamanca y se equivocó de nuevo.
Porque la realidad es que el éxito de la marea blanca mide el disgusto que ya cala en la gente de la calle por las pérdidas que va notando día a día en la sanidad que se le ofrece.
Por estas tierras, tardamos mucho en mover los conceptos, en aceptar cambios en las ideas que tenemos bien asentadas. La idea de que la sanidad pública es buena y resuelve los problemas ha estado muy asentada y en esa tranquilidad nuestros gestores han confiado para ir haciendo y deshaciendo.
Pero cuidado! Esa idea está empezando a removerse en la mente de los ciudadanos.
Cada mañana ves un ejemplo: Tras 8 meses en lista de espera para una cirugía, llaman a una paciente para ofrecerle operarse en Burgos o en León. Contesta que no.” ¿Cuándo volverán a llamarme?” Me decía con cara de desolación. “Como he dicho que no, me habrán puesto al final otra vez”. No quise privarla de la inocencia de creer que en las listas de espera hay un principio y un final. Pero eso es otra historia.
Lo cierto es que al llegar a casa leo en la prensa local que algunas empresas a las que no se adjudicaron los conciertos para las cirugías, denuncian que antes de que acabara el plazo, la subdirectora médica del hospital de Salamanca ya tenía firmado el informe por el cual se adjudicaban los conciertos. Vamos, que estaba ya todo el pescado vendido. Venden la sanidad pública y ni siquiera al mejor postor. No solo la venden si no que la regalan. ¿A cambio de qué será?
La gente está empezando a hartarse y por eso la marera blanca ha tenido tanto éxito.
Concha Ledesma (ADSP de Salamanca)
También en La Crónica de Salamanca 20 Marzo de 2015взять потребительский кредит без справок и поручителей