En 1997, el gobierno de Aznar, promulgó la Ley de nuevas formas de gestión en sanidad. Bajo su gobierno central y/o autonómico y con la sanidad transferida, el partido popular, dio entrada al mercado en la sanidad pública. Multinacionales, empresas constructoras y financieras, empresas de la sanidad privada, se han ido haciendo dueñas de la sanidad pública bajo distintas fórmulas de las que hemos hablado en esta columna y revisado en el libro que acabamos de publicar (30 años de sanidad en España/30 años de ADSP en Salamanca)
El gobierno socialista saliente, a pesar de apoyar el sistema público, no asumió la petición de IU de estudiar la derogación de esa ley; quizá porque la han usado para lo que llaman nuevas formas de gestión pública en Andalucía
El caballo está dentro de Troya desde la mencionada Ley de 1997, poco a poco han ido saliendo por distintas aberturas soldados armados; solo falta dejar salir al grueso del ejército que destruirá la ciudad por completo, con ayuda de los de fuera (en este caso, «el mercado»)
Ese momento ha llegado con la «Era Rajoy», con el poder absoluto del PP y bajo la disculpa de la crisis.
Tal vez tengamos que preguntar al oráculo para saber qué se propone Rajoy. Ha anunciado una Ley de prestaciones básicas y que el Estado garantizará las prestaciones básicas a todos los españoles ¿qué querrá decir con esto? Porque hasta ahora teníamos un sistema que garantizaba a cada uno las prestaciones que necesitara de acuerdo a su situación de salud, todas las prestaciones, no las básicas. Un sistema que había demostrado por lustros su eficacia y eficiencia respecto a los de los demás países aunque necesitando siempre mejoras.
¿Alguien puede decir lo mismo de los «nuevos modelos» que nunca son evaluados? Por cierto, ¿qué tiene de «nuevo» usar el dinero público para beneficio privado? Pues de eso se trata en la dichosa Ley.
¡Esto no se salva ni aunque la diosa Atenea nos sea propicia!
Concha Ledesma . El Adelanto 31 Diciembre 2011