El día de la madre, del padre, de los enamorados, el día de la paz, de la mujer trabajadora, de las enfermedades raras, … a muchos días del año les hemos adjudicado un título para centrar la atención en un determinado asunto con diferentes objetivos: festivos, comerciales, reivindicativos, etc. En los últimos cinco años, desde el 2011, también se celebra el “Día de la Atención Primaria”, cuyo objetivo no es celebrar por todo lo alto la buena marcha de la Atención Primaria, ni vender nada relacionado con ella, sino más bien claramente reivindicativo. Sí, treinta años después de iniciada la reforma y desarrollo de la Atención Primaria de Salud, treinta años después de la creación de la Especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, treinta años después del establecimiento de las Zonas de Salud, de los Centros de Salud, de los Equipos de Atención Primaria; treinta años después de que la Ley General de Sanidad ratificara este modelo que hacía de la Atención Primaria el eje del Sistema Nacional de Salud, su puerta de entrada, treinta años después los agentes sociales implicados decidieron que era preciso “reivindicar el papel de la Atención Primaria como eje fundamental del Sistema Nacional de Salud, capaz de mejorar la eficiencia el mismo así como garantizar su sostenibilidad”.
Tras una primera etapa de efervescencia, vivida con gran ilusión por los profesionales y con gran satisfacción por la población, asistimos desde hace ya demasiado tiempo a un alto grado de desilusión y de desmotivación entre los profesionales que se sienten indefensos ante un sistema que les mantiene esclavos de una cada vez más exigente demanda asistencial, sin tiempo para dedicar a otras labores como la formación, la docencia o la investigación, viendo como los presupuestos para Atención Primaria se reducen año tras año mientras se mantienen o se incrementan los de la Atención Hospitalaria, sintiendo como la burocracia en gran medida inducida por otros niveles asistenciales y por todo tipo de instancias administrativas los asfixia, viéndose obligados a implementar protocolos o guías sobre todo tipo de enfermedades o supuestos factores de riesgo elaborados en el hospital por especialistas que poco o nada saben de lo que se hace y debe hacerse en Atención Primaria, sufriendo día a día unas herramientas informáticas precarias, obsoletas y defectuosas. Con una presencia más bien simbólica en la universidad, donde no hay departamentos de Medicina de Familia, y son escasísimos los profesores que son Médicos de Familia siendo esta la especialidad que va a desempeñar la mitad de los futuros médicos.
Aun así, la capacidad resolutiva de la Atención Primaria es muy alta, resolviéndose en este nivel asistencial el 90 % de los problemas de salud de la población y, además, a un bajo coste, siendo sus profesionales los mejor valorados por la población, solo por detrás de los investigadores científicos.
Así pues, celebremos el “Día de la Atención Primaria” pues parece que hay reivindicaciones suficientes que lo justifican, y sabido es que el futuro de un sistema de salud público universal, equitativo y de calidad sólo será posible con una apuesta clara por la Atención Primaria.
José Luis Garavís.
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Salamanca