SIN EMPLEO Y SIN DIGNIDAD
Son las cinco de la mañana de un miércoles de mayo. La oscuridad y el frío recorren las las calles de Salamanca. Parece que toda la ciudad duerme; pero allí, en la calle Príncipe de Vergara, un grupo de jóvenes se aglutinan ante una puerta. Algunos sentados en el suelo, otros de pie. Se resguardan con gruesos abrigos y con mantas; y hay quien se enfrenta al frío con un termo de café. Llevan allí algunas horas, y todavía les quedan unas cuantas. Intercambian miradas y risas nerviosas. La escena se repite en varios puntos de la ciudad… y lo mismo sucede en las demás capitales de la comunidad.
¿Quiénes son estos personajes misteriosos? Son médicos: neurólogos, cardiólogos, pediatras, neumólogos… especialistas al acabar su residencia. Aguardan a la puerta de las oficinas de registro para apuntarse a la bolsa lo antes posible. Este es el método de selección al que se enfrentan para conseguir un empleo. Después de 6 años de carrera, el examen MIR y otros 4 o 5 años de residencia, a nadie parece importarle su esfuerzo, su trabajo, ni siquiera su currículum. El primero en llegar será el primer contratado (en caso de haber alguna vacante). Allí están, tirados en la calle cual perro vagabundo, haciendo cola por contratos temporales, y envueltos en sentimientos de recelo, envidia e incluso rencor con sus propios compañeros.
Ningún sistema que se precie permitiría esta situación denigrante que se repite todos los años con nuestros nuevos médicos especialistas.
Alicia Alonso
Adsp de Salamanca 19 Junio 2015
(También en Salud a Diario)
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