Si uno contempla las obras que se llevan a cabo en los alrededores del actual, todo parece indicar que sí, que tendremos un nuevo hospital, al menos en lo que se refiere a la infraestructura, y que lo tendremos posiblemente para el año 2019 o el 2020. Pero tener un nuevo edificio que acoja a los trabajadores, al mobiliario y a la tecnología sanitaria no es suficiente. La pregunta se refiere a si vamos a tener un hospital nuevo, que supere la crisis en la que el actual está inmerso y que ya dura unos cuantos años. Para ello se precisa de algo más que un nuevo edificio, incluso de algo más que nuevas instalaciones y tecnología punta, que sin duda albergará. Se precisa que exista un liderazgo fuerte que tenga muy clara la misión y los objetivos del nuevo Hospital, así como la estrategia a seguir para conseguirlos, y que sea capaz de integrar e ilusionar en esa nueva empresa a todos los trabajadores del Centro. Para lograr esto último es necesario desde ya implicar a los sanitarios en lo que se está haciendo. Primero se necesita informar y explicar, entre otras cosas, el cambio de proyecto arquitectónico que supone una evidente reducción del espacio a construir, con consecuencias que desconocemos. Después contar con todos, no solo con los jefes intermedios (a veces no son los más interesados), para conformar cómo se distribuirán los espacios y qué necesidad hay para cada actividad.
Un hospital es algo muy complejo y cambiante, la asistencia hospitalaria es muy diferente hoy que en los años en que se inició el proyecto y será diferente cuando se acaben las obras. La atención a los pacientes crónicos, especialmente a los pluripatológicos, o a los que precisan de un diagnóstico sin demora, es cada vez más importante, como lo son los tratamientos ambulatorios (hospitales de día) o la cirugía sin ingreso, pero también es diferente la atención a los enfermos ingresados en unidades convencionales o de cuidados intensivos o las posibilidades que albergan las nuevas técnicas quirúrgicas y que condicionan la disposición y habitabilidad de los quirófanos. El hospital debe atender además a la formación de los estudiantes de ciencias de la salud y precisa de espacios acondicionados para ello y debe tener instalaciones que faciliten el trabajo investigador. De todo ello saben mucho los profesionales y tienen mucho que decir y sin ninguna duda estarán encantados de que se les pregunte.
Los cambios en la gerencia y en la dirección médica deben significar una oportunidad para cambiar el rumbo y hacer posible que en 2020 tengamos de verdad un nuevo hospital.
Aurelio Fuertes
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública
Salamanca enero-2016