Han sido seis años de estudio en la Facultad y en estos días acaban la carrera. Ya son médicas. Están llenas de ilusión y de fuerza, tienen vocación, son responsables y están preparadas. Estoy seguro que serán excelentes profesionales, pero no lo van a tener fácil. La profesión médica ha cambiado de forma dramática en los últimos años. Es mucho lo que la sociedad pide a sus médicos. Por supuesto que estén perfectamente cualificados y actualizados en conocimientos y habilidades clínicas, y no es fácil, porque a pesar de la superespecialización, el avance de la ciencia médica es imparable. Pero no sólo eso, también que sean humanos en el trato y éticamente irreprochables, que sean buenos comunicadores, que investiguen, que sean buenos maestros para transmitir sus conocimientos y sepan de economía para gestionar bien los recursos que tienen a su disposición. Demasiadas tareas para un solo profesional, que además no está bien pagado, ni apreciado, si su trabajo lo realiza en exclusiva para la sanidad pública. Sólo falta que te caiga en suerte un Consejero, quizás Lamela, que ante una denuncia anónima, te acuse poco menos que de homicidio, por no rellenar todos los datos de la historia clínica, sin ser consciente de que está rompiendo de paso lo poco que aún persiste en nuestra profesión y es base de la misma, la necesaria confianza entre médico y paciente.
Aurelio Fuertes. El Adelanto 14 mayo 2005