Es cierto que el ejercicio de la medicina ha cambiado mucho en los últimos veinte años, a ello ha contribuido de forma notable el desarrollo tecnológico pero también los impresionantes cambios sociales que nos ha tocado vivir; sin embargo quizás la esencia de ser médico no ha variado tanto y permanece inalterable desde la antigüedad. Los valores profesionales, como el altruismo, la responsabilidad por la salud de la sociedad o la integridad, deben ser permanentes. Norman Bethune fue un ejemplo. Había nacido en Canadá en 1890, donde ejerció como jefe de servicio de Cirugía Torácica experto en tuberculosis y donde influyó para la instauración en su país de un sistema público de salud, pero al iniciarse la guerra en España pensó que su sitio era aquí, donde era más necesario, y se alistó en las Brigadas Internacionales. No vino a derramar sangre, sino a darla, como él mismo explicó, y así puso en marcha por primera vez en el mundo, una unidad móvil de transfusiones capaz de llegar al frente de batalla. Su ejercicio profesional acabó solo unos años más tarde, en 1939 en China, donde había ido a apoyar al ejercito de Mao frente a la invasión japonesa; se cortó en un dedo mientras operaba a un soldado y aquella herida se infectó, acabando con su vida.
Una exposición, tan excelente como emocionante, de la Consejería Andaluza de Cultura, que con gran acierto ha programado el servicio de Actividades Culturales de nuestra Universidad, nos ha recordado su vida y su obra. Desconozco el éxito que ha tenido, pero pienso que actividades como ésta deberían ser de visión y reflexión obligatorias en nuestra Facultad de Medicina, dónde es cierto que se transmiten muchos conocimientos médicos, dónde quizás se aprende algo del oficio (poco, porque las prácticas siguen siendo insuficientes), pero donde se enseña muy poco de los valores que lleva implícita esta profesión. Para los que ya ejercemos, estas actividades no son menos necesarias, aunque solo sea para refrescarnos nuestro compromiso con la sociedad y vacunarnos del cada vez más frecuente “burnout”
Aurelio Fuertes. El Adelanto 21 Octubre 2006