«Tenemos una Sanidad muy buena… cuando podemos acceder a ella». Así resumía la situación un paciente dolido tras su experiencia sanitaria para ser diagnosticado y tratado de una tumoración. «Ahora no tenemos médico fijo en el pueblo; cada día viene uno que no conoce nuestros problemas, y tampoco se sabe cuándo ni a qué hora».
La despoblación, dispersión, envejecimiento de nuestro entorno rural y la pérdida global de servicios que la retroalimenta están cuestionando también el modelo de atención sanitaria de primer nivel que, ya desde hace unos años, se encuentra desbordado y sin rumbo, funcionando a base de parches, perdiendo servicios y calidad, a falta de un Equipo de Dirección y Gestión Autonómico competente y resuelto que analice, valore y reordene las nuevas necesidades, los servicios a prestar, los procesos, y que aporte los recursos necesarios; que ilusione y fije a los profesionales sanitarios (también a los médicos) y recupere el nivel de calidad perdido.
Y parece que ha llegado el momento. La Consejería de Sanidad de Castilla y León ha publicado recientemente el Documento Marco (14 págs.) sobre el Nuevo Modelo de Asistencia Sanitaria en el Medio Rural (Nov. 2019), que vendría a actualizar y sustituir el modelo asistencial vigente, basado en el Decreto de Estructuras Básicas de Salud del año 1984, por el cual se crearon los centros de salud, los equipos de Atención Primaria, acercando la Medicina moderna, resolutiva e integradora al medio rural con actividades de promoción, prevención, educación, consulta programada, a demanda, urgente, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación, planificación por objetivos y evaluación, formación, docencia, investigación, dotación de medios técnicos, trabajando en equipos multidisciplinares con profesionales que antes no solían estar en el medio rural.
Aunque la implantación fue desigual, se mejoró claramente la calidad asistencial, acercándola a todos los lugares… aunque también hubo su polémica, porque los médicos de APD dejaron de residir en los pueblos, pero un médico aislado, funcionalmente, ya no tenía sentido.
Precisamente, en la actualidad, el papel del médico en el proceso asistencial está generando polémica. Por un lado, parece que faltan profesionales, aunque pudiera ser que solo estén mal distribuidos, ya que la pérdida de población rural global y su dispersión en pequeñas entidades locales ha llevado –con el tiempo y por la desidia administrativa (al no actualizar las demarcaciones asistenciales)– a que muchos partidos médicos se hayan quedado con muy pocos pacientes.
Un médico para 40-100-200-300 personas es ineficiente para el sistema, desmotivador para el profesional y un riesgo para el paciente. Por otro lado, se confunden los roles profesionales; esos pocos pacientes suelen ser mayores con patologías crónicas ya debidamente diagnosticadas, y del médico solo necesitan renovación de recetas y revisiones periódicas. Sin embargo, son personas con frecuentes problemas cognitivos, de movilidad, de relación… y lo que realmente precisan son cuidados y supervisión de sus hábitos higiénico-dietéticos, de sus constantes vitales y del cumplimiento terapéutico; son otros los profesionales que deben atender estas necesidades.
Lo verdaderamente ineficiente es que un médico, cuya formación ha costado 10 años, siga acudiendo a los consultorios locales de todos los pueblos que tenga asignados (y de los que tenga acumulados) con la periodicidad y el horario previstos, aunque se pase buena parte de su jornada laboral en la carretera, conduciendo de un lado a otro o esperando en el consultorio a veces sin pacientes.
Esperanzador es que en el Documento Marco hay una declaración de intenciones, un espacio abierto donde se tienen claros los principios, fines y objetivos de la Atención Primaria del Sistema Público de Salud y donde se aprecia voluntad de analizar lo que está sucediendo y buscar posibles soluciones.
Habrá que tener en cuenta los puntos de vista constructivos de los pacientes y sus asociaciones y plataformas, de los profesionales con las suyas, de las instituciones locales, regionales, autonómicas y las recomendaciones nacionales e internacionales sobre el tema, y trabajar para que este sea el principio de la recuperación de la calidad perdida.
La empresa es compleja y difícil. Ánimo.