¡Sincronicemos relojes!
A veces hasta le digo esta frase a mis pacientes. Un amigo de la familia, poco frecuentador de la sanidad pública, estaba asombrado de la precisión de las citas. Le habían dado cita a las 10:47. “¡Qué precisión al dar las horas!”, decía el pobre iluso…Espérate a que llegue el día… ¡Eso sí que te asombrará! Por eso, cuando cito a algún paciente para el siguiente control y le apunto la hora exacta en un papelito, suelo añadir un “sincronicemos relojes”.
Y cuando llega el día clave, resulta que a la misma hora tienen cita dos pacientes. O te han concedido cuatro esplendorosos minutos para que el —oh, todopoderoso— médico de Atención Primaria resuelva todas las dudas que tengas sobre tu salud y que has apuntado cuidadosamente en un folio, te mire esas lesiones que te salieron casualmente ayer —¡qué bien!, así aprovechas mejor la visita—, te dé los resultados de las pruebas que te pidió el urólogo, y del que no has vuelto a saber nada, pero que el médico de familia no tendrá problema en entregarte y explicarte, y aprovecharás para pedirle que te actualice la receta de tu madre. Se le han caducado tooodos los medicamentos así, de golpe, de un día para otro… ¡y nadie ha tenido la deferencia de avisarla!
“No me da la vida”, “voy de bólido”, “voy a contrarreloj”, “tiempo es lo que no tengo”, “no doy abasto”, “me falta tiempo”, “no me da la cabeza”, “no tengo un respiro”, “no puedo con todo”, “EL TIEMPO NO ES INFINITO”.
Estas frases son repetidas en la sociedad actual con tanta frecuencia que no sé ni cómo tenemos tiempo de decirlas. En los centros de salud no es distinto.
La consulta de Primaria ha ido cambiando. Cada vez la valoración holística es más compleja, asumimos más responsabilidades y la sociedad nos pide más. Ya no es el paciente obediente y confiado. Contrasta sus informaciones con internet y viene con dudas concretas para las que quiere respuestas.
Por otra parte, intentamos potenciar la autorresposabilidad de los usuarios, y eso implica explicarles las diversas patologías o en qué consisten las actividades preventivas para que ellos puedan tomar una decisión. Todo esto, fácil de reflejar en un papel, requiere tiempo. Mucho tiempo.
Un tiempo necesario
A veces tenemos el lujo de poder preparar la consulta previamente. Cuando revisas la historia de un paciente antes de atenderle, tienes claros los diagnósticos diferenciales, las opciones terapéuticas, cuándo realizar los siguientes controles o cuándo y cómo derivar a especialista hospitalario. Entonces se puede llegar a simular una ligera sonrisa de satisfacción: cuando entre este paciente, tardaré menos del tiempo asignado (porque ya lo he invertido previamente).
Pero cuando entra el paciente, le explicas el resultado de las pruebas, le explicas, le explicas… Creo que no le ha quedado claro. ¿Se lo vuelvo a explicar? ¿Seguro que ha entendido el tratamiento? Ahora explíquemelo usted. No, así no. Espere que se lo apunte y se lo explico otra vez. ¿Ahora lo entiende? Muy bien. Y cuando acabe el tratamiento, tiene que hacer esta analítica. Sí, cuando acabe el tratamiento. No al día siguiente, no… Debe esperar mínimo una semana. Sí, después del tratamiento. El que le acabo de explicar. Muy bien… No. Tiene que esperar… Mire, vamos a hacer una cosa. Lo del tratamiento lo ha entendido, verdad? Pues como lo acaba la próxima semana, le programo con la enfermera o conmigo para explicarle después lo de la analítica. Vale, ahora dígame. ¿Cómo dice? ¡Ah, pensaba que venía por el resultado de las pruebas! Ya veo: de eso ni se acordaba. Ha pedido hora porque le duele la rodilla. Ahora la miramos (voz compungida).
“No me da la vida”, “voy de bólido”, “voy a contrarreloj”, “tiempo es lo que no tengo”, “no doy abasto”, “me falta tiempo”, “no me da la cabeza”, “no tengo un respiro”, “no puedo con todo”, “EL TIEMPO NO ES INFINITO”.
Menos de 10 minutos por paciente
Cuando hablamos de reorganizar las consultas de Atención Primaria, ¿cómo administramos el tiempo? Si pensamos en la resolución médica, en muchos casos nos pueden asignar pocos minutos… No lo discuto, porque hay casos clínicos sencillos. Pero ¿alguien ha tenido en cuenta el tiempo que se invierte REALMENTE en el paciente?
Si buscamos bibliografía sobre el tiempo que requieren las consultas de Atención Primaria, las fluctuaciones son importantes, partiendo de los famosos 10 minutos como mínimo. Yo actualmente tengo asignados 8 minutos por paciente, que se transforman en 4 cuando cubro a un compañero. Pero incluso esos 10 minutos quedarían muy lejos de los que hemos invertido en los casos comentados.
Cada día atendemos a varios pacientes de estas características que nos desmoronan por completo las consultas del día. Entonces afloran el burnout, la desilusión y la insatisfacción laboral, junto con el nerviosismo de los pacientes que esperan a ser atendidos.
La culpa no es de los pacientes ni nuestra, obviamente, sino de la irreal planificación que se hace de las consultas. La decisión sobre los minutos necesarios para atender a un paciente es vital para organizarnos y para garantizar una adecuada calidad asistencial. Varios estudios sugieren que las consultas deberían tener una duración relativa de 20 minutos para satisfacer a los usuarios y cumplir con los estándares de calidad.
Agendas realistas
Y aquí llega nuestro siguiente objetivo como asociación. Poder presentar agendas realistas en Atención Primaria donde haya espacio asignado para todas nuestras funciones. Tarea difícil para la que tendríamos que estudiar diversas variables, como la carga asistencial de cada cupo, la hiperfrecuentación, las característica sociales de los pacientes, el reparto adecuado de las tareas (lo que puede hacer un administrativo no lo hace un auxiliar, lo que puede hacer una auxiliar no lo hace un enfermero de Primaria, lo que puede hacer un enfermero de Primaria no lo hace un medico de Primaria), la desburocratización de las consulta o incluso crear la figura de un nuevo personaje en la Atención Primaria dedicado a explicar los tratamientos o pruebas a realizar sin bloquear las consultas.
Todo esto son lluvias de ideas a trabajar en los próximos meses. El problema ha quedado claramente evidenciado. Por todos es conocido, y por nuestros superiores ignorado.
Se aceptan propuestas.
Laura Montero García