Los transplantes en Salamanca para septiembre, decían. Y ya ven, ni trasplantes ni nada. Seamos serios, en nuestra comunidad no no se podrán duplicar alegremente las unidades de transplante; es un problema económico y de ordenación/planificación. Ahora bien al Hospital Universitario de Salamanca debe ofrecérsele una oportunidad de futuro; es obligado, además de inteligente, impulsar este centro en una provincia que vive sobre todo del sector servicios.
El hospital está pidiendo a gritos un cambio drástico; debe frenarse radicalmente el deterioro, la desilusión, la pérdida de referencias…
Algunos defendimos hace tiempo la construcción de un centro hospitalario nuevo. Tenía ventajas que eran evidentes: era un revulsivo, suponía una inyección económica a la zona, reorganizaba el centro…
Por otro lado, es lo que están haciendo un buen puñado de ciudades con hospitales de la misma edad.
Ahora, con las trasferencias a las puertas (¿qué pasará?) y con un proyecto claro y razonable presentado por la gerencia del centro hospitalario, que al menos teóricamente puede solucionar muchos problemas de un solo golpe, entre otros el de ofrecer un futuro a la institución y un gran número de profesionales que trabajan en ella, es momento de apoyar este ambicioso plan de renovación, plan director o como queramos llamarle.
Eso sí, el tiempo se está agotando. Es imprescindible, vital, que este proyecto esté respaldado por la aprobación del presupuesto, esos 10 ó 12.000 millones para su ejecución antes de fin de año, antes de transferirse el INSALUD. De no ser así, el futuro empezará a ser enormemente negro.
Miguel González Hierro. El Adelanto 20 octubre de 2001