El cierre de un hospital es siempre una noticia preocupante, especialmente a la luz de los últimos datos facilitados por la OCDE y que sitúan a España en los últimos lugares de la Unión Europea (UE) en nº de camas hospitalarias (4,1 por 1000 habitantes frente a 7,1 de media de la UE).
La situación en Salamanca es similar al resto del estado pero con una especificidad, aquí superamos el 3 por mil de camas en instituciones públicas, lo que no ocurre en el resto de provincias, y son sin embargo muy pocas las camas de privados. Esto debió mover a los dirigentes de Adeslas a abrir, en 1999, el Hospital de Salamanca, con el apoyo entusiasta, es necesario recordarlo otra escort dusseldorf vez, de las autoridades sanitarias locales y comunitarias. Se equivocaron en casi todo (por supuesto también en el nombre), quizás porque no contaron con algunos datos demográficos básicos: el alto índice de envejecimiento de nuestra provincia o la gran tasa de pobreza y paro existente.
No son hospitales de agudos los que se necesitan en nuestra provincia, son necesarias sin embargo, camas de media y larga estancia para enfermos escort nuremberg crónicos; pero eso no es rentable y la inversión, absolutamente necesaria, deberá partir de la sanidad pública.
Así vistas las cosas, el cierre del Hospital de Salamanca es una noticia preocupante por dos motivos: el primero y principal porque hay una serie de personas que escort cologne se quedan sin trabajo y el segundo porque desconocemos en profundidad todos los motivos de esta decisión; pero no es una noticia preocupante para la sanidad en Salamanca. Lo que esta provincia necesita, en materia sanitaria, es otra cosa.
Aurelio Fuertes
Pubicado en «El Adelanto», 17 Agosto 2002