Desde esta columna y al margen de su orientación política hemos defendido siempre y manifestado nuestro aprecio a la gestión de Luis Enrique Vicente en la Gerencia del Hospital, por su inteligencia y actitud participativa. Sentimos sinceramente su marcha y más porque paradójicamente no pensamos lo mismo del equipo directivo médico y de enfermería que nos deja en Salamanca y al que consideramos absolutamente bloqueado e incapaz de resolver los importantes problemas que soportamos.
Este aplauso a su manera de hacer no implica satisfacción por los resultados, dado que deja sin apenas vislumbrarse el mayor objetivo de su gestión desde su llegada a Salamanca: el PLAN DIRECTOR. Las causas son fundamentalmente que desde la Junta de Castilla-León y el Sacyl se le ha utilizado para mantenernos entretenidos e ilusionados; pero con el paso del tiempo la ilusión se pierde y lo que antes era un proyecto interesante y esperanzador, actualmente no es más que un freno temporal para las reivindicaciones de profesionales y ciudadanos que vemos como se acumulan nuestros problemas sin ver la salida a medio plazo. Las listas de espera, masificación de consultas y pruebas complementarias, los contratos basura, injusticias en el trato por parte de las Direcciones médica y de enfermería, su descoordinación, el desprecio a sus equivalentes en atención primaria, el trato vergonzante que se está dando a los profesionales por la aplicación «sui generis» del decreto de jornada laboral, apretando y ofendiendo a los que trabajan, mientras los de siempre siguen «de vacaciones»; la dedicación exclusiva e incumplimiento de obligaciones de algunos con parasitación por la medicina privada, las urgencias, gestión de calidad, aparcamiento, abandono de los MIR, etc…
Estamos dispuestos a seguir colaborando con el nuevo gerente como hicimos con su predecesor pero debe poner urgente remedio a puntos fundamentales para lo que no consideramos capacitado a su actual y heredado equipo.
Maxi Diego.
Pubicado en «El Adelanto», 4 Marzo 2006