La contratación de profesionales sanitarios se basa en dos grandes pilares: las bolsas de empleo y las oposiciones. Con la apariencia de sistemas justos y proveedores de estabilidad laboral, gozan de una gran aceptación en general. Sin embargo, dejan muchos cabos sueltos que frenan el progreso y la carrera por alcanzar una atención sanitaria de la mejor calidad posible.
Evaluar los méritos, aptitudes y actitudes de los profesionales es una tarea difícil, y tanto bolsas de empleo como oposiciones intentan ofrecer una solución. Sin embargo, estos sistemas ya no se adaptan a las exigencias de nuestro tiempo.
Uno de los principales problemas es que meten a todos los profesionales en el mismo saco. No valoran ni el trabajo personal ni la subespecialización. En el momento actual la Medicina no sólo está dividida en las diferentes especialidades médicas o quirúrgicas, sino que cada una de éstas tiene distintas subespecialidades, y esta subespecialización (llevada a cabo dentro de los límites de la cordura) permite mejorar la atención sanitaria y, por tanto, es una tendencia que cada vez se extiende más. No es lo mismo un neurólogo que se dedique a enfermedades vasculares o a esclerosis múltiple. O un internista especializado en enfermedades autoinmunes o infecciosas.
El sistema de contratación actual permite que un profesional monte una unidad especializada a lo largo de años, y cuando se jubile (o le desplacen por una oposición o un concurso de traslados) venga otro cuyos conocimientos en ese campo sean muy precarios. Todo ese esfuerzo personal por construir y profundizar en un campo, tirado a la basura. Un paso atrás en la evolución del sistema sanitario. ¿Cuántos pasos atrás nos podemos permitir?
Para crecer y alcanzar la excelencia profesional hace falta valorar el esfuerzo y trabajo personal de cada uno: de los que ya trabajan en tu institución y de los que están por llegar. La estabilidad laboral debería depender de la profesionalidad y el trabajo, y no simplemente del hecho de haber aprobado un examen. Y a la hora de contratar personal nuevo, debería de poder hacerse de forma dirigida en función de las necesidades del servicio, y no verse obligados a contratar «al siguiente de la lista», sin tener siquiera oportunidad de comprobar si se adapta al perfil que se necesita.
Si queremos mantener una atención sanitaria de calidad, garantizando que se basa en los últimos avances en Medicina, es necesario que se afronte este problema y se modernicen los sistemas de contratación.
Alicia Alonso