Recientemente se han publicado algunos estudios sobre el Maltrato y la pérdida de salud de la Mujer. Son varias las cosas que llaman la atención de los datos aportados en este tipo de documentación pero quizá la más llamativa sea que a pesar de que el 90% de las mujeres maltratadas han acudido a las consultas de Atención Primaria el mismo año en que se produjeron las agresiones apenas se identificó como maltrato el 10%. El resto queda enmascarado en una variada gama de síntomas inespecíficos como: dolor de cabeza, ansiedad, tristeza o insomnio, por citar los más significativos.
Los médicos de Atención Primaria son en muchas ocasiones la primera y única persona fuera del entorno familiar a la que la mujer maltratada pide ayuda antes de verse en una espiral de violencia de la que le resulta muy difícil escapar. De ahí la posición privilegiada de estos profesionales para prevenir y tratar una violencia que no cesa a pesar de la bienvenida Ley Integral contra la Violencia de Género y la recientemente aprobada Ley de Igualdad.
Para los profesionales de la salud el manejo de estas situaciones no resulta nada fácil. La propia mujer es reacia a denunciar la situación de maltrato, los médicos carecen de la formación necesaria para identificar estos cuadros y las posibles soluciones tampoco están coordinadas. No obstante la AMA ha elaborado una Guía para el diagnóstico y tratamiento de la violencia doméstica que puede ser de mucha utilidad. Además las Asociaciones de Asistencia a Víctimas de agresiones sexuales que existen en casi todas las provincias cumplen un papel fundamental para ayudar a dar salida a situaciones muy conflictivas.
Comenzar a detectar la violencia de género como problema de salud debe ser una prioridad, al igual que lo hacemos con muchos otros factores de riesgo y enfermedades.
María Teresa Muñoz. El Adelanto 29 Julio 2006