Una sentencia ha dado la razón a los hospitales andaluces concertados que exigen a las enfermeras el uniforme de falda, cofia y medias. La dirección del hospital ha dicho algo así como «ahora ya sabéis lo que os espera si volvéis a rechistar». Un paso atrás.
¿Sabrá el juez que dictó la sentencia en qué consiste ser enfermera en un hospital o es que en esos hospitales las enfermeras y auxiliares, siempre de buen ver, se dedican a pasear por los pasillos para regocijo de mirones?
Ni los sindicatos de enfermería, ni los colegios profesionales, ni las compañeras del resto del país, ni los compañeros de cualquier estamento del hospital afectado. Ni siquiera la UGT que incomprensiblemente ha apoyado la sentencia. Nada. La protesta de esas trabajadoras de la sanidad se ahogó entre la lucha activamente en contra de unos y la indiferencia de todos.
¡Qué ocasión ha perdido la ministra Aído de utilizar este asunto para educar en igualdad! Podía haber hecho campañas públicas de apoyo, se podían exigir condiciones de dignidad profesional y personal de los trabajadores para los conciertos con la privada. Y después de haber hecho eso, se podía hablar de este caso en los centros educativos, hacer grupos de discusión, mostrar a los jóvenes en qué consiste la profesión de enfermera y auxiliar, cómo de importante es tener una ropa adecuada, igual que sus compañeros varones, con la cual cuando carga con un enfermo para darle la vuelta en la cama o le aplica una técnica , el sanitario piense en usar la postura ergonómica, aquella en que menos sufra su propia espalda y no aquella en que no se le recoja la falda o se le caiga la dichosa cofia. Enseñar a la vez, dignidad, seguridad, profesionalidad e igualdad. Enseñar con casos prácticos en los que se vea que la administración apoya de verdad esas ideas. Este caso es un mazazo a la educación en igualdad. No sirve que pongan una nueva asignatura con este nombre para suplicio de los niños.
¿Sabrá el juez que dictó la sentencia en qué consiste ser enfermera en un hospital o es que en esos hospitales las enfermeras y auxiliares, siempre de buen ver, se dedican a pasear por los pasillos para regocijo de mirones?
Ni los sindicatos de enfermería, ni los colegios profesionales, ni las compañeras del resto del país, ni los compañeros de cualquier estamento del hospital afectado. Ni siquiera la UGT que incomprensiblemente ha apoyado la sentencia. Nada. La protesta de esas trabajadoras de la sanidad se ahogó entre la lucha activamente en contra de unos y la indiferencia de todos.
¡Qué ocasión ha perdido la ministra Aído de utilizar este asunto para educar en igualdad! Podía haber hecho campañas públicas de apoyo, se podían exigir condiciones de dignidad profesional y personal de los trabajadores para los conciertos con la privada. Y después de haber hecho eso, se podía hablar de este caso en los centros educativos, hacer grupos de discusión, mostrar a los jóvenes en qué consiste la profesión de enfermera y auxiliar, cómo de importante es tener una ropa adecuada, igual que sus compañeros varones, con la cual cuando carga con un enfermo para darle la vuelta en la cama o le aplica una técnica , el sanitario piense en usar la postura ergonómica, aquella en que menos sufra su propia espalda y no aquella en que no se le recoja la falda o se le caiga la dichosa cofia. Enseñar a la vez, dignidad, seguridad, profesionalidad e igualdad. Enseñar con casos prácticos en los que se vea que la administración apoya de verdad esas ideas. Este caso es un mazazo a la educación en igualdad. No sirve que pongan una nueva asignatura con este nombre para suplicio de los niños.
Concha Ledesma.
Publicado en «El Adelanto», 20 Diciembre 2008