El modelo de Atención Primaria de Salud está puesto en tela de juicio de forma permanente entre ciertos sectores de la profesión médica. No cabe duda de que todo aquello que no mejora, está empeorando. En el nivel primario de la atención sanitaria hace tiempo que no mejora nada. Sin embargo, cuenta en su haber con importantes activos, entre los que cabría citar: buenos profesionales, alto nivel de satisfacción del usuario, desigualmente buena infraestructura física y de medios, descentralización de servicios para acercarlos a la población, posibilidad teórica de formación continuada para los profesionales y de mejora de calidad a través de la evaluación anual de los servicios que se prestan en los centros de salud. Este esfuerzo por evaluar el «producto» marcó una distancia con otros servicios públicos sanitarios o no. La ADSP ha apoyado siempre la llamada cartera de servicios y su evaluación por considerarla una buena herramienta para detectar los puntos flacos de la actividad sanitaria de cada centro, para uniformar (por arriba) la atención recibida por cada paciente sin perjuicio de su zona de residencia o del médico que le tocó, para marcar los planes de formación del siguiente año etc, pero actualmente parece tener, más que nada, una finalidad de justificación burocrática para el reparto de incentivos exclusivamente monetarios y que da lugar a que se fomenten prácticas de «maquillaje» de historias clínicas, y de cumplimento exclusivamente de aquello que va a ser observado dejando de lado el resto. En definitiva, un paripé. Es una lástima.
Concha Ledesma.
Publicado en «El Adelanto», 29 Septiembre 2001