La medicina no puede ser ajena a los sistemas actuales de comunicación sin límite de distancias. La casi infinita información en materia de sanidad que proporciona la red de internet está al servicio tanto de los profesionales de la salud y de los ciudadanos como de la Administración. Esto tiene, no obstante, partes claras y oscuras y también ausencias difícilmente justificables.
Para el profesional supone un sistema útil, cómodo y barato de formación continua, que probablemente por su preparación previa, sabrá filtrar adecuadamente. Lo deseable sería que la información emitida «on line» tuviera la misma garantía que la publicada en revistas impresas de calidad reconocida. Hoy día, ciudadanos y médicos tienen acceso a la misma información y al mismo tiempo, lo que modifica la relación médico/paciente y obliga a un profesional muy informado.
Para los ciudadanos, en cambio la información sanitaria que proporciona la red puede ser más peligrosa. Por una parte, el que «cuelga» los datos pude no estar suficientemente informado del tema y, por tanto, sin información contrastada. Además, con mucha frecuencia, hay intereses económicos sobre métodos diagnósticos y tratamientos de muy dudosa eficacia o intereses hoteleros por estancias con ofertas de aguas o aires milagrosos. Es preciso evitar a los comerciantes. Generalmente, las páginas más populares no se suelen corresponder con los mejores estándares de calidad y sería deseable que la información en materia de sanidad fuera emitida solamente por profesionales calificados.
Mientras tanto la Administración sigue sin terminar de hacer los deberes en una parcela tan importante dentro de este mundo del internet, como es la telemedicina que se ha situado como un sistema muy útil para resolver problemas asistenciales originados por la falta de profesionales, o por la distancia al centro sanitario. Intenta hacer un sanidad más sostenible y sobre todo más cómoda para el paciente y con evidente repercusión en la reducción de las listas de espera. Pero de esto hablaremos otro día.
PABLO DE UNAMUNO. El Adelanto 20 de Febrero 2010