El gasto en materia sanitaria se está disparando lo que ocurre por diversos motivos. Por una parte, el estado de bienestar que gozamos en España hace que cada vez sea mayor la demanda de atención sanitaria, a veces exigiendo métodos diagnósticos y terapéuticos de mayor costo sin justificación. Además, la esperanza de vida es cada día mayor y precisamente en esos últimos años de vida es cuando mayores necesidades sanitarias se precisan. También influye en el gasto el enorme desarrollo tecnológico, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, en ambos casos de costes muy elevados. Por otra parte, no se debe olvidar que el sistema público de España, de alta capacitación, está al servicio del usuario las 24 horas del día, lo que supone mucho personal sanitario para su adecuada atención. El capítulo del gasto farmacéutico, todavía no controlado, supone un tanto por ciento muy importante de los presupuestos para la sanidad.
El último modelo de financiación, de triste recuerdo para la Autonomía de Castilla y León, data de 2001 cuando se completaron las trasferencias sanitarias y nuestra autonomía quedó claramente deficitaria. El próximo 28 de Julio el Presidente Zapatero se reunirá con los Presidentes Autonómicos para tratar de cerrar un cambio de financiación sanitaria para el 2006. Al parecer el gobierno pretende incluir una partida extraordinaria para salir de la penuria económica de algunas autonomías en materia sanitaria. Supongo que en esa Conferencia de Presidentes autonómicos se exigirán soluciones para contener el gasto. Confiemos que nuestros negociadores autonómicos sean capaces de obtener esa partida extraordinaria sin hipotecar prestaciones sanitarias actuales. Hay que asegurar la equidad con medidas que consigan sostener el gasto.
Gobierno Central y Autonómico han de tener en cuenta que en Castilla y León partimos con tres «handicap» importantes: por un lado el deterioro y la obsoleta situación de nuestras infraestructuras (véase el Hospital Universitario de Salamanca), por otra el envejecimiento progresivo de nuestra población y finalmente la dispersión de ésta en la Autonomía que hacen incrementar ostensiblemente el gasto sanitario.
Pablo de Unamuno. El Adelanto 25 Julio 2005