Ya tenemos trasferida la sanidad, y a mi me parece que el mundo se me ha reducido, que mis horizontes son más cortos. ¡Vaya! Vds. perdonen, me iba a salir una crítica al modelo de sanidades regionales.
Las autonomías tienen ante sí un reto, para gestionar eficazmente la sanidad, definir modelos estratégicos y dotarla de estabilidad financiera, del que aún no son conscientes.
Sí se empieza a ser consciente, de que para tener un Sistema (el Nacional de Salud) sostenible, han de tomarse medidas que le den coherencia como tal y no subsista como una especie de ejército de Panchovilla compuesto por deshilvanados servicios regionales.
El sistema debe ser sostenible, fundamentalmente, en dos aspectos; el primero el económico. La eliminación o reducción de la economía de escala, las alegres subidas salariales, o las fáciles promesas de los responsables de concederlo casi todo ante la menor presión social, indican que no se tiene claro que de seguir así la economía regional no podrá hacer frente a los gastos sanitarios.
Más grave aún es el segundo aspecto, la igualdad y equidad entre los distintos servicios regionales. Bien los distintos caminos que se tomen, bien el distinto nivel de riqueza de las regiones, es fácil (ya está pasando) que no existan iguales posibilidades de salud para los españoles en función de su lugar de residencia. Desequilibrios en el acceso, los tiempos de espera, la calidad, el tipo o amplitud de prestaciones, o la capacidad de elección sanitaria, pueden deslegitimar un modelo basado en la equidad para todos los ciudadanos.
La coherencia del sistema ha de surgir de un esfuerzo y acuerdo de todos, pero me temo que pasará tiempo antes de que esto se lleve a efecto.
Miguel González Hierro.
Publicado en «El Adelanto», 2 Noviembre de 2002