Hace unos días se celebró en Salamanca un Simposio de la Sociedad Europea de Telemedicina. Las conclusiones de esta importante reunión ponen de manifiesto que los problemas para el desarrollo de la telemedicina no son ya de índole tecnológica sino que son:
1. La dificultad para calcular el coste: No se ha logrado una fórmula eficaz de calcular la rentabilidad de las inversiones en Telemedicina.
2. Es necesario un cambio en la práctica médica, que tampoco se ha logrado.
En las mismas fechas, la ADSP de Salamanca ha celebrado un curso para estudiantes de Ciencias de la Salud: «Aprender a ser médico del Siglo XXI». En él, entre otras muchas cosas, hemos hablado de Telemedicina. Expusimos a los jóvenes, las ventajas del uso de estas tecnologías en la sanidad y también algunos potenciales peligros; por ejemplo:
• Que los políticos, encargados de administrar la sanidad como un bien público, empujados por el poder económico, actúen simplemente como compradores de los productos tecnológicos de empresas deseosas de extender su negocio, y esto, sin que se conozca el valor que añaden a la salud del ciudadano o al sistema.
• Que, buscando rentabilidad, las ventajas se transformen en inconvenientes, tal es el caso de extender redes «interoperables» cada vez más amplias, con el fin de centralizar, intercambiar y trasmitir grandes ficheros de información médica a distancia, con las implicaciones que esto puede tener en pérdida de confidencialidad y en «deslocalización» de los servicios sanitarios.
• Que los profundos cambios que se solicitan de los profesionales de la salud para trabajar en estos nuevos contextos, estén forzados por elementos externos y no aporten soluciones a los problemas de la práctica clínica y que, lleven aparejados una pérdida del control sobre la información por parte del médico. Esto explicaría las reticencias de los profesionales.
Concha Ledesma. El Adelanto 7 Octubre 2006