Toda España se divierte, es verano y tiempo de descanso para muchos. No obstante, hay tareas inaplazables, necesidades urgentes, atenciones continuas que prestar y que son atendidas, en su mayoría, desde los sistemas públicos. ¿Somos conscientes de esto?. Es algo que en otros países es inimaginable y hasta hace no mucho tiempo también en el nuestro. Son servicios que, reconozcámoslo, funcionan generalmente muy bien.
Es larga la lista. Empecemos por el sistema del 112, que al centralizar todas las llamadas de emergencia facilita a los usuarios la búsqueda de ayuda y una respuesta rápida, eficaz y ajustada a la necesidad surgida: accidentes, incendios, urgencias sanitarias, prevención o represión de la delincuencia… .Las fuerzas de seguridad, bomberos urbanos y forestales, cuidadores en residencias, voluntarios de O.N.G.s, profesionales de la salud y todos aquellos que pueda olvidar citar aquí.
Pero para que todos estos servicios funcionen es necesario que haya mujeres y hombres trabajando, personas que tienen en común la vocación por ayudar a los demás y lo hacen con entrega para solucionar serios problemas o al menos, paliar sus consecuencias. Seguramente, hoy, muchos de estos servicios públicos estén atendidos por jóvenes que se incorporan al mundo laboral con ilusión y energía. Querría recordarles aquí. Es necesario que sus empleadores, públicos y privados, les traten profesionalmente de forma adecuada; buenas condiciones laborales y formación continuada para contribuir a que se sientan satisfechos con su trabajo y evitar posibles accidentes al realizar tareas que, en ocasiones, son tan arriesgadas. Espero que ellos no pierdan la ilusión cuando no puedan, solos, cambiar la realidad y que sientan siempre como la mejor de las recompensas el alivio que con su actuación puedan proporcionar.
Emilio Ramos. El Adelanto 15 Agosto 2009