Se me hace duro pensar que con lo difícil que es conservar la vida, se esté destruyendo por intereses más que dudosos.
Desde esta columna se pretende preservar y defender el derecho a la salud de forma igualitaria para todos los ciudadanos ,independientemente de sus circunstancias.
Los que trabajamos en el mundo sanitario sabemos lo complicado que es a veces la lucha contra las enfermedades, es un pulso que se pierde frecuentemente, admites la muerte como una derrota contra los males patológicos o accidentales que actúan sobre el hombre, incluso acompañas esos momentos intentando que sean los más dignos posibles. Pero resulta difícil concebir que se programe como ocurre en los conflictos; es en definitiva aplicar a gran escala la pena capital.
En cierta ocasión leí que en los éxodos masivos de refugiados a consecuencia de la guerra, entre el hambre, el polvo y las bombas seguían naciendo niños y se les ponían nombres tales como:Luz, Camino, Estrella etc.¿Quién ha juzgado a esta gente, para condenarlos de esta forma?.
Los que decimos sí a la vida, gritamos ¡NO A LA GUERRA¡.
Antonio Julián Martín. El Adelanto 29 de Marzo de 2003