Las denuncias por falta de atención sanitaria a hijos de emigrantes ilegales han revelado una de las contradicciones de nuestro sistema sanitario público.
A pesar de que la financiación de la Sanidad es ya con cargo a los Presupuestos del Estado (se paga íntegramente con impuestos), la asistencia sanitaria no se ha hecho extensiva a absolutamente todos los ciudadanos. Se sigue confundiendo la Seguridad Social (cuotas en función del trabajo), con la asistencia sanitaria (derecho de todos, pagado con impuestos).
Si bien la desatención a niños conmueve más las conciencias, no podemos olvidar a los adultos desasistidos.
Universalizar la asistencia sanitaria -como desde hace mucho tiempo llevamos deseando muchos- sería extenderla a todos los ciudadanos españoles por el mero hecho de serlo, trabajen o no, y a todos estos colectivos como los emigrantes: legales o ilegales es ética y sanitariamente irrelevante.
Esto, además de resultar rentable para todos al evitar guetos sanitarios, reforzaría la coherencia del sistema.
No sólo será una decisión generosa, a largo plazo, se demostrará inteligente.
Miguel González Hierro. El Adelanto 13 febrero de 1999