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No sé si repararon en la noticia: entre las clases pudientes de EEUU se ha puesto de moda regalar al ser querido, con motivo de un aniversario o un cumpleaños, la realización de una prueba médica, una Resonancia Magnética, para teóricamente descartar la existencia de algún tumor incipiente en su organismo. Es la caricatura del consumismo sanitario que afecta a todas las sociedades occidentales y en el que están implicadas las multinacionales farmacéuticas y las empresas de productos sanitarios.

El fenómeno se relaciona con el aumento del nivel de renta y su fundamento sería que a mayor atención médica mayor salud. Sin embargo, la premisa no es cierta y es conveniente saber que además de saturar los servicios sanitarios y aumentar el gasto, con esta actitud también podemos perjudicar a nuestro propio cuerpo. La atención sanitaria sólo será beneficiosa si está bien indicada, y por el contrario los efectos adversos, algunos graves, de la asistencia son frecuentes (se producen hasta en un 16% de los enfermos ingresados en un hospital). Correr riesgos, sin un claro beneficio en salud, no parece un comportamiento muy adecuado.

Las pruebas debe dirigirlas un experto. Por eso, ya que hablamos de consumo, déjenme despedir el artículo con un anuncio publicitario: si tiene problemas de salud, consulte con su médico de Atención Primaria.

 

Aurelio Fuertes.

Publicado en «El Adelanto», 14 Agosto 2004

 

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