La salud de las personas esta condicionada por cuatro factores: herencia, estilo de vida, ambiente (físico, social y económico) y servicios sanitarios. Estos últimos son los que detraen más recursos del erario público y son los que menos influyen en el estado de salud de la población. Las desigualdades en salud son consustanciales con la persona humana, unas son inevitables (tienen que ver con la herencia), otras son aceptables (dependen de la libre elección, como el estilo de vida), las que ahora nos importan son las inequidades, que añaden al término desigualdad una dimensión ética y moral y que vienen condicionadas por el nivel socioeconómico, el ámbito geográfico o el género. Las inequidades son evitables e innecesarias y por tanto injustas e intolerables.
Las inequidades son una realidad en nuestro mundo y no sólo en el tercero, y lo que es más grave están aumentando y se producen en forma de gradiente – no sólo son perceptibles entre los más ricos y los más pobres, es que a medida que descendemos en la escala social los índices de salud se van deteriorando-. De la gravedad del problema aquí en nuestro país, nos puede dar idea un solo dato del informe de la SESPAS del año 2000: «cada hora mueren como promedio cuatro personas debido a las desigualdades sociales en España».
En el incremento de estas desigualdades debe tener algo que ver las políticas neoliberales de acoso y derribo del denominado Estado de Bienestar, tan de actualidad en nuestro entorno. La huelga convocada por los sindicatos el día 20-J trata de defender uno de los pilares de las políticas de bienestar social: la protección del desempleo. Esa es la fecha, que cada uno haga su lectura.
Aurelio Fuertes Martín. El Adelanto 15 Junio 2002