Pasan los años y seguimos demandando mejoras en la atención social y sanitaria. Se hacen múltiples proyectos, pero la mayor parte de los problemas siguen presentes. Si nos fiáramos de los titulares y mensajes de políticos y gestores, la atención actual a los pacientes debería ser claramente mejor que hace años, pero eso no es cierto.
España sigue en gasto sanitario publico a la cola de la UE solo por encima de Grecia y superando a Alemania, Francia o Reino Unido en porcentaje de gasto sanitario privado.
Hay momentos en que te sientes impotente si te detienes unos minutos al día, en el hospital, observando ancianos desvalidos, solitarios o perdidos por los pasillos después de un largo viaje, para 10 minutos de consulta, que podía haberse evitado si en atención primaria se pusieran los medios, y que vuelven después a casa cansados tras aguardar con paciencia durante horas en una sala de espera.
Otras veces, durante largo tiempo, pendientes de una intervención de próstata, cataratas, hernia, varices o artrosis, porque no tienen ningún conocido en el hospital que les agilice las gestiones.
Los supuestos proyectos y progresos, en este caso con los más viejos y desasistidos no han supuesto avances ni mejoras en la asistencia sociosanitaria o el bienestar de todos ellos.
Creo que las jerarquías políticas y sanitarias han perdido la sensibilidad necesaria para captar los resultados de sus gestiones y percibir la eficacia de las mismas.
Maxi Diego.
Publicado en «El Adelanto», 15 Enero 2005