La asistencia al final de la vida afecta al sistema sanitario, a los profesionales y a todos los ciudadanos por razones obvias: nadie escapa a la muerte.
La Asociación para Defensa de la Sanidad Pública contó con la presencia del doctor Júdez para abrir el debate de la «muerte digna». Él nos ilustró sobre la experiencia del estado norteamericano de Oregón donde se aprobó, en el año 1997, la Ley de Muerte con Dignidad también llamada Suicidio Médicamente Asistido (SMA). Para acogerse al Oregon Health Plan uno tiene que ser adulto, residente en Oregón, mentalmente competente, estar terminalmente enfermo y solicitar voluntaria y reiteradamente una prescripción para poner fin a la propia vida, usando la medicación cuando uno mismo lo considere oportuno. La cuestión es si la experiencia de Oregón es aplicable a otros contextos socio-sanitarios.
El tema nos parece importante porque aunque logremos descifrar algún día todas las claves del genoma humano, el viejo aforismo hipocrático sigue vigente: «La vida es breve; el arte, extenso; la oportunidad efímera; la experiencia engañosa; el juicio díficil». El próximo martes, día 24, los profesionales interesados debatirán los casos clínicos y el día 31 se expondrán las conclusiones en la Mesa redonda con el doctor Luis Montes; Gracia Álvarez, vocal de la Comisión de Bioética de Sacyl de Castilla y León y el doctor Fernando Marín, vicepresidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de Madrid.
La iniciativa legislativa sobre la «disponibilidad de la propia vida» no ha cuajado de momento. En esta espera nos queda mucho trabajo por hacer, debemos plantearnos dónde estamos, cómo es la atención al final de la vida en estos momentos, qué queremos los ciudadanos que se haga con nosotros cuando no podamos decidir y exigir un Plan de Calidad de Cuidados al Final de la vida. Y para ello no basta con polarizarse en los extremos «un sí» o «un no» aquí puede haber «un depende» de las circunstancias clínicas, de los valores personales y del contexto social.
María Teresa Muñoz.
Publicado en «El Adelanto», 21 marzo 2009