de principios del siglo XX se sabe que la calidad de vida tiene un papel predominante en el mantenimiento de la salud. En estos días hemos conocido que España supera en renta per capita a Italia. Luego, si vivimos en un país tan rico podemos estar tranquilos, tendremos una buena calidad de vida y una buena situación de salud.
Pero deberíamos mirar a nuestro alrededor y ver. Hay bolsas de excluidos de la sociedad del bienestar cuyas condiciones de salud son malas. Es posible verlo en los informes de Cáritas sobre la pobreza en España, el informe EDIS, el informe Foessa o los datos del INE. La pobreza en España está asociada a problemas que se acumulan: infravivienda, paro, analfabetismo, enfermedades. Es fundamentalmente urbana y joven. Cuatro de cada diez pobres y seis de cada diez pobres extremos tiene menos de 25 años. Son más de ocho millones de personas, unos 2.150.000 hogares, más del 20% de la población, que vive en la pobreza. La pobreza severa afecta a más de un 1.700.000 personas, 300.000 hogares, y dentro de este grupo, 500.000 personas padecen una pobreza extrema. Es decir, la quinta parte de la población española vive en la pobreza y sus condiciones de salud no serán iguales a las del 80% de la población más favorecida.
Los estudios realizados sobre desigualdades en salud objetivan que la renta media de las personas que se perciben con buena salud es cinco veces superior a la de las que sienten que tienen mala salud. El porcentaje de dolencias crónicas en rentas bajas (5.000-10.000 euros al año) duplica al de las más altas (superior a 40.000 euros al año). Las personas empleadas tienen mejor salud que los desempleados y que los dedicados a las tareas del hogar o los responsables de cuidar a enfermos. Y es mucho mejor la salud de los que tienen vinculación laboral estable que la de quienes tienen empleos temporales.
Hasta aquí los datos. Ahora, si les parece, pongamos cara a los números. ¿Conoce usted a alguien que tenga un empleo temporal, alguien que se dedique a cuidar a algún enfermo, un inmigrante recién llegado, un enfermo crónico desempleado? ¿Ha paseado por la periferia de su ciudad? Podemos seguir sin ver, pero como dice Norita en la película Invisibles de Médicos Sin Fronteras: «No es que no nos vean, es que no nos quieren ver».
Emilio Ramos. El Adelanto 29 Dicembre 2007