Demasiados médicos están descontentos, insatisfechos, desmotivados, quemados, deprimidos, frustrados, hartos de la presión asistencial, de las exigencias de los gestores y de los pacientes, de estar mal pagados y mal considerados, demasiados se consideran marginados de la toma de decisiones, mal dirigidos y peor mandados,… hay un gran enfado general, y todo esto es peligroso para el sistema. Un sistema que, a pesar de sus muchos defectos, es, todavía, uno de los mejores del mundo, gracias a que el sobreesfuerzo de los profesionales ha permitido compensar los defectos, las deficiencias estructurales y la ausencia de liderazgo en los niveles de gestión y de organización profesional. Dicho esfuerzo se sostiene por la vocación de los profesionales de dedicación al enfermo, a pesar de todas las dificultades.
Una muestra de ello es que el próximo jueves, 10 de mayo, está convocada una jornada de huelga en la Atención Primaria y el punto reivindicativo fundamental es disponer de tiempo, al menos 10 minutos por visita. Tiempo para, como dice el Dr. Rafael Jiménez (El PAIS 3-04-07), “escuchar a los pacientes, para comprenderlos, para aconsejarlos, para negociar con ellos alternativas diagnósticas y terapéuticas, para informar, para persuadir, para consolar, para dudar, para aprender; tiempo para enseñar, para investigar, tomar decisiones, registrar los datos; tiempo para reunirnos, trabajar en equipo, coordinarnos con los especialistas”.
Para lograrlo será preciso, entre otras medidas, aumentar los presupuestos, incrementar las plantillas, disminuir la burocracia (receta multiprescripción, simplificar la gestión de las bajas), mayor autonomía para organizarse los equipos.
Para poder seguir resolviendo desde la sanidad pública las necesidades sanitarias de la población procurando la mejor satisfacción del paciente y de los profesionales, los médicos de Atención Primaria queremos recuperar la mejor herramienta del médico, que como dijo Gregorio Marañón, es la silla.
José Luis Garavís
Pubicado en «El Adelanto», 5 Mayo 2007