Una situación frecuentemente comentada, aunque de difícil explicación sociológica es que cambiamos cuando nos ponemos al volante, el sujeto tranquilo y correcto se convierte en maleducado e irracional, puede que saber conducir no se interprete como saber conducirse.
Últimamente y sin saber tampoco la causa de tal locura, la situación de Hyde-Jekyll se está produciendo en los servicios sanitarios públicos (en el ámbito educacional pasa algo parecido).
Cierto es que se están sanitarizando todos los problemas sociales, las insatisfacciones personales llevan a situaciones límites en nuestros centros sanitarios y eso no debe disculpar la falta de tolerancia de los perceptores de servicios y cada día se habla más de agresiones físicas contra los trabajadores (mucho más numerosas son las lesiones morales, más difíciles de evaluar).
Pero también es cierto que la gran mayoría de nuestros usuarios son conscientes de la necesidad de mantener el sistema sanitario y aguantan a veces hasta donde su paciencia (por eso lo de pacientes) o suerte alcanzan.
Curiosamente el sistema administrativo da opciones y respuestas más rápidas a los de la bulla, será porque crean más conflictos de despacho. Hay que poner límites, no vale todo y dejarnos de cartas edulcoradas de respuesta sistemática a ciertas reclamaciones. Si se hace un mal uso de los servicios o se produce un daño moral contra el personal hay que ser firme a la hora de aplicar medidas correctoras.
Pero también es necesario dar respuesta a la mayoría silenciosa y a eso se le llama gestionar; hablamos de recursos humanos y materiales suficientes, de reducir listas de espera, de racionalizar la asistencia…
Sacyl piensa poner en marcha un protocolo necesario de actuación en casos de violencia contra los trabajadores sanitarios. Esperamos que no sirva sólo como contabilizador de sucesos y se tomen medidas reales de protección y no precisamente protocolarias, ante las agresiones psicológicas, las que no chupan cámara, que son, con mucho, las más numerosas.
Antonio Julián. El Adelanto 7 Junio 2008
Últimamente y sin saber tampoco la causa de tal locura, la situación de Hyde-Jekyll se está produciendo en los servicios sanitarios públicos (en el ámbito educacional pasa algo parecido).
Cierto es que se están sanitarizando todos los problemas sociales, las insatisfacciones personales llevan a situaciones límites en nuestros centros sanitarios y eso no debe disculpar la falta de tolerancia de los perceptores de servicios y cada día se habla más de agresiones físicas contra los trabajadores (mucho más numerosas son las lesiones morales, más difíciles de evaluar).
Pero también es cierto que la gran mayoría de nuestros usuarios son conscientes de la necesidad de mantener el sistema sanitario y aguantan a veces hasta donde su paciencia (por eso lo de pacientes) o suerte alcanzan.
Curiosamente el sistema administrativo da opciones y respuestas más rápidas a los de la bulla, será porque crean más conflictos de despacho. Hay que poner límites, no vale todo y dejarnos de cartas edulcoradas de respuesta sistemática a ciertas reclamaciones. Si se hace un mal uso de los servicios o se produce un daño moral contra el personal hay que ser firme a la hora de aplicar medidas correctoras.
Pero también es necesario dar respuesta a la mayoría silenciosa y a eso se le llama gestionar; hablamos de recursos humanos y materiales suficientes, de reducir listas de espera, de racionalizar la asistencia…
Sacyl piensa poner en marcha un protocolo necesario de actuación en casos de violencia contra los trabajadores sanitarios. Esperamos que no sirva sólo como contabilizador de sucesos y se tomen medidas reales de protección y no precisamente protocolarias, ante las agresiones psicológicas, las que no chupan cámara, que son, con mucho, las más numerosas.
Antonio Julián. El Adelanto 7 Junio 2008