Las crisis hacen más ricos a los que ya antes lo eran a cambio de hacer más pobres a todos los demás, con ello aumentan las desigualdades. Los poderosos justifican su actuación haciéndonos creer que el origen de la crisis es que “la gente ha vivido por encima de sus posibilidades” y para llevar a cabo sus planteamientos, tratan de convencernos de que las medidas a adoptar son las únicas posibles para no caer en el abismo, es la estrategia del miedo.
Con la crisis actual pretenden además cargarse el tímido estado de bienestar que en España empezaba a desarrollarse. Piensan que la sanidad, la educación y las pensiones pueden ser un buen negocio, por eso mejor privatizarlas. La disculpa está preparada, el gasto en estos apartados, dicen, es insostenible.
El objeto último de las medidas de recortes en sanidad y el famoso Real Decreto de la ministra Mato no es el ahorro que nos han dicho quieren conseguir. Según los expertos el ahorro será mínimo, sin embargo es mucho el daño que se hace al sistema sanitario y a las gentes. Para empezar ya no bastará con ser ciudadano que vive en España para recibir asistencia en el sistema público, ahora hay que estar asegurado, quedan fuera de la atención entre otros los inmigrantes irregulares. Además habrá diferentes niveles de asistencia, unos básicos para todos y otros que habrá que pagarlos, quizás facilitando a los que pueden que lo hagan con un seguro privado. Por fin, los enfermos, aunque sean los más frágiles, los pensionistas, tendrán que pagar otra vez (ya lo han hecho con sus impuestos) parte del coste de los medicamentos. Al parecer porque consumen muchos, pero alguien se los habrá recetado y en último caso es competencia de la Administración el que se haga un uso racional de los fármacos. Para ello hay dos dianas: los médicos y la industria farmacéutica, no los que tienen la desgracia de tener que usarlos.
Aurelio Fuertes. El Adelanto 8 de Julio 2012