Después de catorce años de hablar del proyecto y más de seis del inicio de las obras, parece que otra vez algo se mueve. El Ayuntamiento ha aprobado la licencia de obras. De la importancia del proyecto ya dejamos constancia en 2008 y también de la oportunidad que se abría de hacer planteamiento asistencial nuevo e ilusionante acorde a los tiempos que vivimos y a lo que la sociedad hoy nos demanda. ¿Estaremos aún a tiempo? ¿De verdad ahora las obras van a tener continuidad? ¿Habrá nuevo hospital en 2019? Para que estas preguntas tengan una respuesta afirmativa, será necesario que se cumplan una serie de premisas:
1.- Responsabilidad. La Administración sanitaria debe cumplir sus compromisos presupuestarios, que no ocurra como en los años precedentes en que figuraba una pequeña partida en los presupuestos anuales para las citadas obras y tales partidas nunca se llegaron a ejecutar. Existe el peligro de que en este momento haya una aceleración de las obras con objetivos meramente electorales y que pasado 2015 volvamos a la situación de parálisis de los años pasados.
2.- Transparencia. La Administración está obligada a mostrar públicamente cual es la estructura exacta de la obra que va a realizarse, que según la opinión generalizada no es la prevista en un principio. Es necesario que nuevamente se publiquen los planos del nuevo proyecto y que estén a disposición de todos los ciudadanos que quieran consultarlo. Para empezar se ha cambiado el trazado del vial de acceso para las obras, que estaba previsto fuera por el margen del Tormes, sin dar una clara explicación de cual ha sido el motivo del cambio. La transparencia además, debe ser máxima en los gastos que se vayan acometiendo.
3.- Seguridad. Las obras de un gran hospital en la misma ubicación en que se encuentra el actual, cuya actividad no cesa, creará múltiples problemas de incomodidad y de seguridad para pacientes, familiares y profesionales sanitarios. Estos problemas son ya evidentes con el nuevo trazado de entrada y salida, pero el riesgo de problemas más graves es evidente: ¿está previsto cómo hacer un rápido desalojo en caso de un incendio o una catástrofe similar, con la situación de tráfico de vehículos que hay en la actualidad o si hay problemas se improvisará como en el caso de Ébola de Madrid?
4.- Participación. Por supuesto participación de toda la sociedad salmantina a través de sus representantes, pero de forma especial de los profesionales sanitarios que conocen bien como debe ser la estructura que haga mejor el ejercicio de sus funciones. Implicar a los sanitarios en el diseño final de la obra supondría además un fuerte estímulo para ellos, tan necesario en momentos como éste de múltiples recortes, que tanto están deteriorando la asistencia sanitaria.
5.- Dinamización social. No puede ser que una obra tan importante desde el punto de vista social y sanitario siga sin movilizar a las instituciones y a la ciudadanía, que parece conformarse con la actual situación. La finalización de las obras en el plazo estimado debe ser una exigencia de todos, valorando en el momento del voto en las próximas elecciones cual es la posición de cada grupo o coalición sobre este tema y empujando con todo tipo de manifestaciones legales para que las promesas de aquellos que gobiernen se cumplan.
El momento del reinicio de las obras coincide con el nombramiento de un nuevo Gerente hospitalario. La coincidencia puede ser favorable porque en este momento es necesario un fuerte liderazgo participativo para que definitivamente el Hospital de Salamanca remonte su situación actual de “caída libre”, como denunciábamos hace unas semanas desde nuestra Asociación. Este inicio de obras es una nueva oportunidad, quién sabe si será la última.
Aurelio Fuertes ( ADSP de Salamanca) 10 Octubre 2014 También en Salud a Diario