Es cierto que ha tardado en llegar a Salamanca y no porque no hubiera motivos. La marea empezó en Madrid, llegó a ciudades como Burgos, que nos resulta más cercana en su problemática. En Madrid, las razones eran poderosas y las marchas se centraron en las propuestas de privatización de la gestión de hospitales y centros de salud. En Burgos el desencadenante fue la deriva del nuevo hospital, construido por una fórmula de privatización (PFI), que está arruinando las arcas del Sacyl.
Pero aquí los problemas también eran importantes: el evidente retroceso en las prestaciones sanitarias a la población merced a los recortes en personal impuestos por la Junta, el inadmisible aumento en las listas de espera, la falta de inversión en nueva tecnología sanitaria y los inexplicables retrasos en las obras del nuevo Hospital, entre ellos. Finalmente ha habido una espoleta, el empeño del Consejero en reducir la plantilla del hospital en 91 personas. Ha habido agravantes, porque esta reducción solo se ha hecho en el Hospital de Salamanca frente a incrementos en otros hospitales de Castilla y León y se ha hecho cuando el personal hospitalario está sometido a un mayor estrés laboral debido a la demanda creciente y a la reducción de plantillas tras las jubilaciones forzosas entre otras causas.
La población de Salamanca junto con los profesionales y trabajadores de la sanidad han salido a la calle porque hay mucho en juego: La salud de la gente. Al margen se ha quedado alguno de los sindicatos profesionales, cuyo papel en la situación actual tendrán que estudiárselo, porque ni siquiera lo han entendido sus afiliados. Si lo que pretenden es que sean ellos y solo ellos quienes negocien con la Consejería la resolución de estos problemas, deben de saber que el resto de profesionales no lo van entender y tampoco la ciudadanía va a entenderlo.
La marea blanca ha llegado a Salamanca y la Administración debe dar respuesta a sus demandas, porque además debe ser consciente de que ha tardado en llegar, pero ha llegado para quedarse, hasta que sus demandas sean escuchadas y resueltas.
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública.
Salamanca febrero de 2015