Con los nuevos acontecimientos nacionales ya se ha olvidado que hace quince días, coincidiendo con la luna llena hubo un nuevo desembarco , ahora desde Mauritania, de emigrantes subsaharianos que pretendían ser inmigrantes en Europa a través de Las Islas Canarias. Incluso en las mejores condiciones atmosféricas , cerca de una treintena de estos desesperados perdieron la vida. ¡Que no ocurrirá en días con peores condiciones o sin luna llena!… Dentro de otros 15 días aproximadamente, con la luna llena, habrá otro nuevo intento de desembarco… Es probable que muchas de sus débiles embarcaciones sean tragadas por el mar sin que nos lleguemos a enterar o lo hagamos mucho tiempo después. Ya se ha intentado la llegada por tierra, hoy por mar desde Mauritania, mañana desde Senegal y más tarde por aire. Seamos serios, no vienen por el cacareado efecto llamada, achacado al Gobierno, sino por las malas condiciones de vida en sus países. Insistimos en que no habrá ni barreras naturales ni artificiales que les hagan desistir de alcanzar lo que pueden ver en los medios de comunicación, que son el verdadero efecto llamada.
Desgraciadamente estos desposeídos caen primero en las redes de las mafias de sus países y después en las mafias de los países de recepción . Muchos de los países subdesarrollados de origen son campos de experimentación para inventos bélicos y para nuevos medicamentos (a los que ellos no tendrán acceso) que posteriormente dejarán píngües beneficios a compañías sin escrúpulos. (Recordemos «El jardinero fiel», película en la que se denuncian estas prácticas corruptas).
Desde la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública insistimos en que no se trata de poner más dificultades a estos emigrantes para que lleguen a Europa, ni de cubrir sus necesidades más vitales, ni de darles una atención sanitaria solamente cuando llegan a nuestras costas. Lo absolutamente necesario es crear en origen los medios necesarios para que tengan una vida aceptable y no sientan la necesidad imperiosa de emigrar a «El Dorado».
Pablo de Unamuno. El Adelanto 1 Abril 2006