Castilla y León es diferente, aquí los cambios, si llegan, lo hacen con retraso y la causa no es precisamente que sea mejor nuestra situación que la del resto de las CCAA. Hubo elecciones, pero de nuevo el PP ha ganado las autonómicas y hay nuevo gobierno, pero permanece el mismo Presidente y los mismos Consejeros.
Todo igual, también los problemas persisten, y el nuevo consejero de Sanidad, que ya estaba entonces, se encontrará, después de su refrendo, con la misma situación. No ha cambiado el modelo de gestión privada del Hospital de Burgos, que sigue siendo un lastre y un pozo sin fondo de los recursos del Sacyl. No se ha implantado la receta electrónica (ya solo quedamos nosotros entre todas las autonomías del estado), ni la historia clínica informatizada en la asistencia hospitalaria, ni se ha mejorado el sistema informático en primaria. Los recursos humanos tampoco se han incrementado después de los gravisimos recortes achacados a la crisis y en primaria los médicos se tienen que multiplicar por dos o tres para ver a los pacientes suyos y a los del compañero, jubilado o de baja o de vacaciones, al que no han puesto sustituto. Hemos llegado a la situación en que los pacientes ya no conocen a su médico porque “cada día me ve uno diferente” y a que haya una demora de días para la atención en los Centros de Salud.
En el hospital tampoco ha cambiado la situación, los recursos humanos son cada vez más escasos, mientrás se incrementan las esperas, que en algunas situaciones son superiores al año para primeras consultas o pruebas diagnósticas. No sabemos si de nuevo “la solución” será concertar con la privada. Nos queda la esperanza de que el ritmo de las obras del nuevo hospital no decaiga y tengamos hospital nuevo en unos años, aunque no sepamos su estructura interna, ni si cumplirá con las expectativas que en él pusimos, hace años, los profesionales sanitarios y la ciudadanía.
Aunque ya conozcamos al Consejero, sería bueno saber si existen nuevos planteamientos para estos y otros problemas como éstos, viejos o enquistados. Lo peor sería que no hubiera explicaciones ni mejoras y que poco a poco o no tan despacio, siga el deterioro de nuestra sanidad pública, que es la única que garantiza la atención de todos.
Aurelio Fuertes Martín