La transferencia, hace cinco años, de las competencias sanitarias a la Comunidad Autónoma de Castilla y León no se ha traducido en incremento de la descentralización de la gestión. Muy al contrario, lo que ha ocurrido es que se ha transferido el dinero y el poder a una estructura fuertemente jerarquizada, rígidamente burocrática, centralista y politizada. Ésta es la conclusión a la que llega el grupo de trabajo sobre Política de Salud de la Sociedad Castellano Leonesa de Medicina de Familia.
La participación de los profesionales en la gestión sanitaria es inexistente, los consejos de gestión solo trasmiten órdenes. Nunca se recoge la opinión de usuarios o trabajadores.
Cada vez hay más estructuras burocráticas en la gestión sanitaria de Castilla y León: los Servicios Territoriales de Sanidad (en Salamanca en la avenida de Portugal); las Gerencias de Área (en la avenida de Mirat); las Gerencias de Atención Primaria. Estructuras en las que ocupan su jornada laboral 2176 personas en toda la Comunidad Autónoma, compárese con la plantilla de 2300 médicos de Atención Primaria para el mismo territorio; el número de trabajadores de las estructuras de Atención Especializada no ha sido posible conocerlo.
No hay decisión local que se tome sin la autorización de los servicios centrales de Valladolid.Nada se mueve en provincias sin el consentimiento de la capital. Es allí donde se decide sin considerar las circunstancias periféricas.
Los aspectos cualitativos no salen mejor parados. Un par de ejemplos: si se convocan oposiciones, puestos de trabajo de Médico de Familia, los años de formación especializada ( M.I.R.) no son reconocidos como mérito. No se valora su cualificación para el desempeño de su tarea, desoyendo incluso el informe al respecto del Procurador del Común. Si se trata de auditar servicios sanitarios, previamente, no sólo se indican cuales van a ser analizados si no datos más concretos, las historias a auditar, todo ello con tiempo suficiente como para permitir maquillar resultados excesivamente malos.
¿Interesa mejorar o cubrir el expediente?
Emilio Ramos. El Adelanto 9 Diciembre 2006