Aumenta la edad de la población, aumenta el número de enfermos crónicos y aumenta también la edad de las personas que los cuidan. No es excepcional ver enfermos con más de 90 años atendidos por familiares de70 que arrastran un gran desgaste además de sus propias patologías.
En el caso de los familiares de enfermos con demencia falla además uno de los elementos básicos para mantener a flote al cuidador y es el hecho de que no puedan recibir todo el afecto, agradecimiento y consideración que recompensa tanto a los que cuidan la salud de otros.
Hay que ver la expresión de una persona que atiende a todas horas a su madre, padre, esposo… el cual no lo reconoce o incluso tiene palabras y comportamientos agresivos. Hay que verlo para acercarse mínimamente a la tristeza que acompaña al enorme trabajo.
Si además están el medio rural donde hay menos servicios y menos oportunidades de conseguir periodos libres de responsabilidad, nos daremos cuenta de que lo que recae sobre las familias es un peso a veces insuperable.
El pasado día 21 se celebraba el día internacional del Alzheimer y el partido popular se ha llenado la boca de grandes planes y ofrendas a enfermos y cuidadores. Son los mismos que recortaron hasta la asfixia las ayudas a la dependencia, los mismos que recortaron las ayudas a la investigación.
Las grandes palabras y los planes que acaban siendo siempre un libro de papel cuché, no valen nada. Se necesitan cosas de verdad.
Centros de día, plazas públicas de residencia, personal para compartir los cuidados y que los familiares puedan descansar y vivir su propia vida aunque sea a ratos. Actividades de ayuda a los cuidadores, actividades de conservación de la cognición en las diferentes fases de la enfermedad, Medios físicos para el manejo de los enfermos…
Por su parte los especialistas están pidiendo medios para diagnóstico por imagen que permitirían un diagnóstico mucho más precoz y si bien los fármacos disponibles tienen resultados muy pobres incluso en fases precoces, las investigaciones como la llamada vacuna son alentadoras y tendría sentido aplicarla en fases cuanto más precoces mejor.
El diagnóstico precoz es posiblemente un derecho del paciente que va a perder la memoria incluso si no se le puede ofrecer tratamiento efectivo.
Las necesidades son infinitas y no sólo en el Alzheimer. Soluciones reales ya y basta de palabrería.
Concha Ledesma
Asociación para la defensa de la sanidad pública de Salamanca
24 septiembre 2015