Me voy a repetir, porque lo he comentado anteriormente: el principal problema para el Sistema Nacional de Salud es su financiación.
Pasaron las elecciones y poco a poco todo volverá a su cauce de gris normalidad, de intereses cercanos y de repartos. Como suele suceder en España no nos ocupamos de los problemas graves, hasta que se han podrido, y entonces las soluciones son cruentas. Esto pasa con la financiación del SNS.
Por diversas razones, que exceden con mucho en su complejidad y extensión a este humilde artículo, el SNS presenta un problema financiero crítico a medio plazo: el déficit, los recursos económicos que se adeudan por el conjunto del sistema. Se ha gastado más de lo asignado.
El déficit actual del SNS se estima entre 11.000 y 15.000 millones de euros (sobre un presupuesto anual de unos 60.000 millones). Dicen además los entendidos en la cosa, que existe déficit oculto, si se aflora el total puede llegar a los 22.000 millones.
El asunto ha de afrontarse y pronto; debe ser conocido y debatido por la sociedad que tendrá que tomar decisiones.
Muchos aspectos deberán ser abordados y modificados: sistemas de gestión más ágiles y eficientes; profesionalización de niveles superiores e intermedios de la gestión; evaluación de la eficiencia asistencial; aplicación efectiva de la evaluación de nuevas tecnologías; análisis del consumo sanitario y del consumo injustificado; de los niveles de educación sanitaria de la población y de sus expectativas, porcentaje de PIB a dedicar; oferta de servicios; modelos para afrontar el envejecimiento… y sí, muchos más. Voy más allá, es necesaria una valoración de la eficiencia de los Servicios Regionales de Salud que legitime su existencia; labor hoy casi imposible al carecerse de un sistema de información homogéneo.
De no abordarse este debate sobre financiación y como reorientar el gasto sanitario, cuando se presente la urgencia del problema -que se presentará- se recurrirá, como siempre, a la solución más fácil: cargar a los ciudadanos o a los profesionales con el coste
Miguel Gonzalez Hierro. El Adelanto 4 Junio 2011