Los profesionales sanitarios no pueden abdicar de la responsabilidad social que tienen contraída ante la población que atienden.
Eso ha llevado a que la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria se haya declarado en objeción de conciencia, o desobediencia civil, ante la aplicación de los recortes en la asistencia sanitaria. Recortes que se imponen por el Decreto 16/2012, mal llamado de medidas para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones, porque lo que regula es el desmantelamiento del SNS, que funciona correctamente, y la anulación de buena parte de las prestaciones. No nombran correctamente los contenidos.
Y ha llevado, por la misma razón, a que los representantes del colectivo de los especialistas tengan ya concertada una reunión con el Ministerio de Sanidad para explicarles que estos recortes van a traer un deterioro difícilmente reparable en la calidad de las prestaciones de la Sanidad Pública. Según su portavoz le van a explicar a la ministra la diferencia entre recorte y ahorro. Ya conoceremos en qué términos. Se me ocurren varios: eliminar puestos de libre designación produce ahorro sin deteriorar la calidad; o no ceder al chantaje de la industria farmacéutica (acaban de condenar a alguna multinacional por engaños en sus estudios, para vender fármacos no seguros).
Las actitudes de unos y otros explicarían una parte del porqué en las últimas encuestas de aceptación social los profesionales sanitarios están en los primeros lugares y los políticos en los últimos. Ya ha opinado gente, más solvente que yo, que estos recortes no conllevan ahorro apreciable del gasto; pero si acarrean muchísimo sufrimiento humano. Forman parte de una forma distinta de ver el mundo. Una ideología avasalladora.
Es difícil permanecer firme ante estas acometidas. Por eso es más significativa y loable la dignidad profesional de estos colectivos plantando cara ante la injusticia. Que cunda el ejemplo.
Ildefonso Esteban. El Adelanto 29 Julio 2012