Hace unos meses atendí en mi consulta a una mujer que venía por dolor y hormigueo en las piernas. Al examinarlas, vi una gran mancha oscura en uno de los gemelos. Le pregunté que desde cuándo la tenía, y su respuesta me inspiró para escribir este artículo.
Me contó que había encontrado en internet unos parches que se anunciaban como alivio para el dolor de las piernas. Según las instrucciones, debía ponérselos por la noche y retirarlos por la mañana. Y así lo hizo. Sin embargo, lejos de aliviar sus molestias, a la mañana siguiente se encontró una ampolla inmensa y sangrante. Esto es, una quemadura de segundo grado.
Me hizo pensar en lo paradójico de nuestra sociedad actual. Una sociedad que pone en entredicho a la ciencia, promulgando teorías en contra de la vacunación o del tratamiento del cáncer, pero que por otro lado está dispuesta a probar cualquier cosa que encuentre en google o en facebook.
En esta época de la «desinformación al alcance de todos» y las fake news, la Medicina pierde credibilidad y la gente busca respuestas en lugares poco acertados. Mi ejemplo no es el único. Hace no mucho surgieron varios casos en diversos países, entre ellos España, de encefalopatía y polineuropatías graves (afectación cerebral y de los nervios de brazos y piernas), en alguna ocasión llegando a la muerte, por consumir un producto adelgazante adquirido en internet.
Es esencial que aprendamos a buscar información en fuentes fiables. A distinguir la veracidad de la mentira y el engaño. También es fundamental la educación sobre la ciencia. Saber en qué consiste y diferenciarla de las pseudociencias o la religión. La ciencia es la única disciplina que se autocuestiona continuamente, y el científico es el único profesional que se alegra al demostrar que estaba equivocado.
Como siempre, el pilar fundamental de la sociedad es la educación. Debemos ser críticos con nosotros mismos y preguntarnos qué podemos hacer para mejorarla. Mientras tanto, parte de nuestra labor será arreglar los desaguisados de Dr. Google.
Alicia Alonso