De repente hemos despertado del sueño. Ya no somos ricos. Ya no nos sobra de todo. No podemos gastar sin haber hecho cuentas previamente..
Hace mucho tiempo, sin embargo, algunos nos venían diciendo que esa forma de vivir no podía mantenerse siempre, que el consumo ilimitado no era posible. Que vivir en un mundo feliz, a expensas de que otros seres humanos padezcan condiciones de trabajo y de vida insoportables, no sólo era inmoral sino muy poco inteligente porque, o exportábamos nuestro estado del bienestar al resto del mundo, o nos veríamos alcanzados por el resultado de nuestra codicia.
Es necesario un cambio. Un cambio muy profundo que no se fundamente en la persecución de un crecimiento económico infinito que conlleve además la destrucción del planeta. Un cambio que permita que la existencia de todos los seres vivos discurra del mejor modo posible
Quien esto escribe no es más que un médico de cabecera con un punto de vista de la realidad limitado por las paredes de la consulta en la que ejerce y cuya visión alarga hasta donde llega la vida de sus pacientes. Un médico que comienza a observar un paulatino deterioro de la salud , casi imperceptible… Las condiciones de trabajo empeoran o…, no hay trabajo. Aumenta la ansiedad y empieza a intuirse el miedo.
Si el miedo se instala ¿qué ocurrirá? ¿Buscaremos culpables de nuestra desgracia? ¿Nos preocuparemos por los más desfavorecidos? .En la comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha se han retirado las ayudas a la Cooperación Internacional. ¿Y después…?
Los médicos de cabecera somos conscientes del importante papel que nos toca desempeñar en la adversidad .Hemos guardado como un tesoro nuestra forma de trabajo: escuchar a los pacientes, explorarlos y usar la tecnología con eficiencia. No es cuestión de que el médico de cabecera «ejerza de especialista», como dijo el Consejero de Sanidad catalán. Si ejerce como un buen médico de cabecera es suficiente.
Emilio Ramos. El adelanto 17 Diciembre 2011