Todos estamos de acuerdo en que no hay médicos suficientes para cubrir las plazas de Atención Primaria que quedarán libres por jubilación en los próximos cinco años y que es preciso fidelizar a los residentes de Familia que terminan su periodo de formación cada año, ofreciéndoles puestos de trabajo estables, para intentar resolver la falta de especialistas de Medicina Familiar y Comunitaria.
Paradójicamente, en Castilla y León, a los residentes que acaban su periodo de formación como MIR no se les ofrecen contratos estables que garanticen la continuidad de la Atención Primaria; más bien se les maltrata con contratos precarios y sustituciones, mientras se hacen recortes de personal o se especula con las plazas que quedan libres por jubilaciones.
En el último número de la revista AMF (actualización en Medicina de Familia) se publica un artículo sobre las ventajas de mantener una relación estable y duradera entre el médico y la enfermera de Atención Primaria con sus pacientes. Mantener el mismo médico y la misma enfermera a lo largo del tiempo (longitudinalidad) favorece una relación más estrecha, basada en la confianza y en el conocimiento mutuo.
Diversas publicaciones demuestran que la longitudinalidad es ventajosa para el paciente y para el sistema. La estabilidad de al menos dos años con el mismo médico mejora el reconocimiento de los problemas de los pacientes y favorece el diagnóstico precoz de enfermedades crónicas. Disminuye el uso de los servicios de Urgencias, conlleva menor número de ingresos hospitalarios, sobre todo en los pacientes con más patología, y reduce los costes de la atención hospitalaria. La longitudinalidad es coste-eficiente, porque aporta eficiencia, calidad y seguridad tanto a la Atención Primaria como al conjunto del sistema sanitario.
Por el contrario, cuando desde la administración se sigue una política de recursos humanos que conlleva recortes de personal, precariedad en el empleo y generalización de contratos temporales que obligan a que los sanitarios no tengan un puesto fijo y a que los pacientes no tengan un médico de forma estable, se están tomando medidas que pueden acabar aumentando el gasto, en lugar de reducirlo y, así, dar otro paso más para acabar con el futuro de la Atención Primaria.
Invertir en atención Primaria para asegurar la estabilidad en el puesto de trabajo es invertir en el futuro de la Sanidad pública.
El mejor indicador, por tanto, para evaluar las políticas de recursos humanos que se están llevando a cabo será observar qué porcentaje de los médicos de Familia que acaban en Salamanca el año que viene se queda con contratos estables o interinidades. Veremos.
Generoso Gómez Cruz