Hace muchos años, siendo yo un muchacho con la ilusión de ser médico algún día, leí una historia que me impresionó sobre manera y que siempre he tenido en mi recuerdo. Trataba de un médico que había sido llamado desde el hospital en el que trabajaba para que acudiera a atender una urgencia, un niño que precisaba una intervención quirúrgica. Por el camino, en un semáforo, era asaltado por una persona que violentamente le arrebataba el coche. No obstante , el médico contusionado logra llegar al hospital a cumplir con su obligación. Allí se encuentra de nuevo con su asaltante , el padre del niño a quien debe intervenir. Padre que, en ese momento, pide perdón al médico.
Esta historia la interioricé como la necesidad de que los profesionales de la salud llevemos adelante nuestra obligación aún en situaciones muy adversas. Durante mi vida profesional como médico, y ha pasado mucho tiempo…, he podido seguir viendo sanitarios cumpliendo su deber con ilusión, entrega y valor en situaciones difíciles . En conflictos armados: médicos sin fronteras, médicos del mundo y tantos sanitarios anónimos. En tiempos de paz: trabajando en una ONG, para el sistema de salud público español , unas veces dedicados a actividades llamativas como trasplantes, otras, dedicados a actividades discretas y cotidianas como el trabajo en atención primaria. Los sanitarios aceptamos las dificultades del ejercicio de nuestra profesión como algo intrínseco a nuestro trabajo , como elementos que debemos saber manejar para lograr nuestro fin. Pero la violencia no es intrínseca a nuestro trabajo, es la antítesis. Porque donde hay sufrimiento nuestro deber es poner atención, donde soledad compañía , donde dolor remedio y donde nada ya es posible hacer , lo más importante, cariño y cuidado. Pero ante los conflictos, la violencia noes herramienta para contestar, nadie nos enseñó a hacerlo. Ni nunca quisimos aprender. Porque quisimos ejercer este oficio para paliar el sufrimiento ajeno y no para generarlo, y aquel de entre nosotros que vulnere esta norma ya no será uno de nosotros.
Hablaba con mi amigo y compañero médico tras su agresión. Me contó que le pegaron a la puerta de comisaría cuando iba a intentar rebajar la tensión , a quitar importancia al incidente ocurrido en su consulta. Pero no pudo hacerlo , le agredieron muy violentamente y ya no pudo hablar. Ante esta violencia piensa en cómo continuar haciendo lo que durante tantos años y con tantos pacientes ha hecho , atenderles con toda dedicación y sin conflictos.
Publicado e Salud a Diario, Junio 2017
Emilio Ramos Delgado.
Asociación Para La Defensa de la Sanidad Publica , Salamanca.