Recientemente he asistido a una Jornada de Atención a la Cronicidad en el Congreso de los Diputados a solicitud de la Sociedad Española de Medicina Interna.
Aumento de la esperanza de vida
Jornada en la que han participado políticos, internistas, enfermeros y médicos de atención primaria. Os expongo algunas cifras que recogí: la esperanza de vida creciente provocará que, para el año 2050, el 31% de la población tenga más de 65 años y que se dupliquen los de más de 80 años. Por otro lado, el 50% de la población española padece al menos una enfermedad crónica; eso son 20 millones de personas, y hasta el 35% de las personas de más de 80 años tiene más de dos enfermedades crónicas. Los pacientes crónicos suponen el 80% de las consultas de atención primaria, el 75% de las visitas a urgencias y el 60% de los ingresos hospitalarios. Todo ello consume el 70-80% del gasto sanitario total.
Los comienzos
El documento de estrategia de atención a la cronicidad fue publicado por el Ministerio de Sanidad en 2012. Ese documento fue el detonante para que se iniciaran distintos programas de atención al paciente pluripatológico crónico en todas las comunidades (por ejemplo, en Castilla y León se publicó un documento en 2015 con el titulo de Proceso de atención al paciente crónico pluripatológico complejo). Las líneas estratégicas se plantearon, pero su implementación fue muy variable, dependiendo de cada comunidad autónoma.
Es preciso implementar nuevas medidas
Intentemos ser optimistas; hace 12 años no teníamos medidas especiales en la atención al paciente crónico, y progresivamente se han ido creando fórmulas novedosas que han tenido éxito; sin embargo, desde el 2012 el escenario ha ido cambiando. Los pacientes crónicos cada vez son más complejos, tienen más carga de enfermedad, reingresan más, muchos lo hacen en hospitales de agudos (con estancias cada vez más largas, lo que conlleva grave deterioro funcional), sigue fragmentándose su asistencia, hay falta de coordinación entre los especialistas que los atienden, etc.
Aunque se han iniciado muchas medidas, tengo la impresión de que el progreso en este sentido se ha estancado y estamos en este momento en una fase de meseta. Se echa de menos un mayor desarrollo de lo socio en lo sociosanitario, centros de larga estancia, implicación del paciente en la toma de decisiones y en los cuidados de su salud, apoyo a las personas cuidadoras, unidades de continuidad asistencial (evitan multiconsultas e ingresos), hospitalización a domicilio, etc.
Las líneas estratégicas están planteadas, conocemos el camino a seguir, pero son nuestros representantes políticos los que tienen el brazo ejecutor, no vale con el hay que, sino que urge el tenemos que.