En los últimos datos que ha divulgado el PAIME (Programa de Atención Integral al Médico enfermo dedicado a los profesionales con problemas de salud mental) nos encontramos que el principal motivo de consulta para acudir a este Programa (un 48%) es el stress laboral, el llamado síndrome de Burnout o del “quemado”.
El término de burnout hace referencia al tipo de stress generado en las profesiones asistenciales, aquellas caracterizadas por relacionarse directa y constantemente con los beneficiarios del propio trabajo (policías, trabajadores sociales, profesionales sanitarios..). Lo peculiar de este stress es su forma de manifestarse. MASLACH describe las siguientes fases: agotamiento emocional, despersonalización y desarrollo de actitudes negativas hacia los beneficiarios de su trabajo junto con una disminución en su rendimiento
En su aparición influyen factores individuales (vulnerabilidad y resistencia al stress) pero sobre todo son los relacionados con el clima laboral los más influyentes, tales como las dificultades para desarrollar su trabajo (sobrecarga, escasez de recursos…), problemas en la organización, inestabilidad laboral y falta de reconocimiento. Todos sabemos, incluso nuestros usuarios, que estas condiciones se llevan viviendo diaria y continuamente desde hace unos años en nuestro sistema sanitario.
La asociación Médica Americana (AMA) está muy sensibilizada con este problema, no sólo por sus médicos, sino por las repercusiones y consecuencias en el sistema por padecerlo y nos resalta entre éstas: mal ambiente de trabajo (irritabilidad, conflictos con compañeros y usuarios…), disminución de la satisfacción en profesionales y usuarios y peor adherencia a los tratamientos. En términos economicistas encuentran un aumento de gasto por: sustituciones a causa de las bajas laborales y abandonos del puesto de trabajo, incremento de errores médicos, de demandas e incluso de prescripción de fármacos.
Por lo tanto, seamos conscientes que el stress laboral es un problema que está aumentando de forma muy evidente y preocupante, sobre todo desde el comienzo de la crisis económica y sus recortes, y que no es un problema exclusivo de sus profesionales sino que sus consecuencias repercuten en todo el sistema.
Esperanza González Marín
Publicado en Crónica de Salamanca