Ojalá que los Reyes Magos confundan a los profetas y no se cumplan sus negros augurios para el año que comienza! Porque si no es así y la crisis se agudiza, van a pagarla los mismos de siempre y será mayor la brecha de desigualdad entre los países ricos y los pobres y entre los pobres y los ricos de cada uno de los países; y con ella se agravarán las desigualdades en salud. Porque si la crisis se agudiza, aumentará el paro y con el paro el trabajo a cualquier precio, con un riesgo añadido de accidentes laborales, y depresiones y toxicomanías y exclusión social.
Ojalá, Magos, no se cumplan los pronósticos, porque verán, aquí hemos dejado pasar los años de bonanza, haciendo que hacíamos y no hacíamos, y ahora tenemos que poner en marcha la construcción de un nuevo hospital, con todo lo que eso significa a nivel presupuestario, y los recortes empiezan antes que las obras. La primera noticia es alarmante, nada de transporte gratuito desde el parking de Salas Bajas al hospital, los pacientes tendrán que llegar a pie o en el bus urbano, aunque alguna autoridad propone que su familiar les deje a la entrada y vayan a buscarse sitio para el coche cruzando el río o que venga toda la familia con el enfermo para que otro le acompañe. Y esto es sólo el principio del proceso, la llegada del paciente al hospital, ¿qué hay pensado de todo lo demás?, ¿hay alguien que de verdad esté pensando como resolver los problemas que se van a plantear o se irá improvisando?
Porque en los años de bonanza, no se informatizó la historia clínica, ni la radiología, ni algunos servicios centrales y lo que parecía imposible va a hacerse realidad, que nuestras carreteras se transformen en autovías y podamos ir de Matacán a París, y nuestros centros sanitarios sigan anclados en el siglo pasado.
En fin, que si las cosas vienen mal dadas como parece, nos encuentre la crisis a cada uno en su sitio. Los de arriba cumpliendo con su obligación, y todos, derrochando un poco más de esfuerzo, de responsabilidad y de solidaridad. Lo dicho, feliz año.
Ojalá, Magos, no se cumplan los pronósticos, porque verán, aquí hemos dejado pasar los años de bonanza, haciendo que hacíamos y no hacíamos, y ahora tenemos que poner en marcha la construcción de un nuevo hospital, con todo lo que eso significa a nivel presupuestario, y los recortes empiezan antes que las obras. La primera noticia es alarmante, nada de transporte gratuito desde el parking de Salas Bajas al hospital, los pacientes tendrán que llegar a pie o en el bus urbano, aunque alguna autoridad propone que su familiar les deje a la entrada y vayan a buscarse sitio para el coche cruzando el río o que venga toda la familia con el enfermo para que otro le acompañe. Y esto es sólo el principio del proceso, la llegada del paciente al hospital, ¿qué hay pensado de todo lo demás?, ¿hay alguien que de verdad esté pensando como resolver los problemas que se van a plantear o se irá improvisando?
Porque en los años de bonanza, no se informatizó la historia clínica, ni la radiología, ni algunos servicios centrales y lo que parecía imposible va a hacerse realidad, que nuestras carreteras se transformen en autovías y podamos ir de Matacán a París, y nuestros centros sanitarios sigan anclados en el siglo pasado.
En fin, que si las cosas vienen mal dadas como parece, nos encuentre la crisis a cada uno en su sitio. Los de arriba cumpliendo con su obligación, y todos, derrochando un poco más de esfuerzo, de responsabilidad y de solidaridad. Lo dicho, feliz año.
Aurelio Fuertes.
Pubicado en «El Adelanto», 3 Enero 2009