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Creía yo que el debate sobre la financiación sanitaria se plantearía al pasar lo peor de la crisis. Iluso. Posiblemente ni debate haya. Negar la Ministra la aplicación del copago, es prueba de que lo habrá.

Es el debate pendiente, el aspecto crítico del sistema, pero no lo hemos abordardo de frente. Como casi siempre, los problemas se posponen.

La financiación sanitaria se ve y se verá más aun, comprometida por motivos plurales. Los cruciales: la constante incorporación de tecnologías, farmacológicas incluidas; el encarecimiento exponencial de éstas; el incremento del consumo de recursos sanitarios por toda la población cada vez más imbuida del estado de bienestar, significativamente importante en grupos específicos, como el segmento más envejecido, que además aumenta progresivamente al mejorar las expectativas de vida, y por último la inexistencia de límites claros de las prestaciones del sistema, cada vez más extensas.

 El debate sobre financiación sostenible, siguiendo cánones clásicos, se centrará en proponer menores gastos o contemplar mayores ingresos. 

Menos gasto supondría reducir o limitar prestaciones, racionalizarlas (suele implicar recortes encubiertos), limitar el acceso de algunos colectivos o medidas equivalentes.

Medidas en el ámbito de aumento de ingresos, contemplarían elevar los impuestos, o aplicar tasas, copagos o tiques moderadores.

Posiblemente acabe siendo necesario tener ese debate. Es posible que acaben siendo precisas medidas en algún sentido. Pero previo a esa discusión y para que pueda ser legítima ante la sociedad, deberán solucionarse las ineficiencias del sistema.

Que los costes de la actividad sanitaria sean óptimos, no dilapidar recursos, seguir criterios de calidad organizativa consolidados en otros ámbitos, eliminar costes y actividades ineficientes, ineficaces o duplicadas será el obligado camino. Ajustados los costes del sistema, podrá hablarse de replantear su financiación, no antes.

Ajustar costes también es valorar viabilidad de 17 servicios regionales de salud.

 

 Miguel González Hierro. El Adelanto 19 de junio de 2010 Salamanca

 

 

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